Cuando la política impacta directamente en la vida de la gente, puede llegar a mejorarla o empeorarla a niveles insospechados. La situación de mayor crisis se produce cuando la necesidad económica escala al punto de causar la muerte. Esto es lo que denuncia un lector de este medio, quien además aporta un duro testimonio. «Hoy murió una mujer por un paro cardiorespiratorio, luego de haber suspendido su medicación por no contar con el dinero para adquirirla».

Lo que endurece aún más el relato es lo que afirma inmediatamente después de dar a conocer la noticia del deceso. «Esto recién empieza, porque si la situación continúa así, se van a repetir casos como los de esta paciente».

El hecho tuvo lugar este domingo en la ciudad de La Paz, cuando una mujer sexagenaria, falleció en el Hospital 9 de Julio, luego de haber sufrido un paro cardíaco. La crisis generada en su organismo no permitió ser estabilizada para su traslado a Paraná. El lamentable episodio recrudece cuando sus familiares confirman que, la mujer había dejado de tomar sus medicamentos.

Se multiplican

A nivel nacional, sin cada vez más los casos en que se denuncia el abandono por parte del Estado, a pacientes graves o de extrema vulnerabilidad.

Estos serios problemas en el sistema de salud, ya tienen consecuencias en la provincia de Entre Ríos y lo del caso reciente en La Paz, podría multiplicarse rápidamente.

En la actualidad, al menos una docena de pacientes que sufren enfermedades graves y que eran asistidos por el Estado denuncian que la actual administración les cortó el suministro de medicamentos que necesitan con urgencia.

En conversación con. El periodista Ernesto Tenembaum, los pacientes Pablo Agustín Rivero y Eduardo Castaño, denunciaron el faltante de sus fármacos y aseguraron que se produce desde diciembre, cuando el gobierno realizó un reestructuración del Estado y suspendió el funcionamiento de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DATSE), que dependía del ministerio de Desarrollo Social.

Rivero explicó que sufre de Hemoglobina Paroxística Nocturna, una enfermedad por la cual se le descomponen los glóbulos rojos y se le producen cuadros de anemia severa. Hasta diciembre, estuvo recibiendo tres frasquitos de una solución intravenosa (Soliris) que lo había estabilizado. Desde su suspensión, sin embargo, le cortaron el suministro y no le dan ninguna respuesta. Por ello, se encuentra débil y no puede siquiera levantarse.

Eduardo Castaño, por su parte, relató el caso de su esposa María Teresa Troyano, quien no está en condiciones de hablar. Sufre una melanoma en cuarto grado, para la cual necesita dos medicamentos que cuestan 11 y 6 millones de pesos, respectivamente, y que estaba recibiendo del Estado. «Más de 50 organizaciones de pacientes que están haciendo el relevamiento de la situación, pero mientras tanto, su esposa y “miles” de pacientes corren riesgo. “No hay una dimensión del universo de esto. La nervadura del sostenimiento social de la salud ha sido resquebrajado ex profeso (…) Es de una actitud cínica, soberbia y emocionalmente discapacitada esta decisión”, aseguró.

Sin Estado, la salud agoniza

El caso de la ciudad de La Paz indigna y nos lleva a preguntarnos: ¿De qué hablamos cuando nos referimos a una muerte que pudo evitarse? ¿Abandono, negligencia, crimen, casualidad?

Mientras buscamos respuestas subjetivas, el timón de este barco en dónde todo esto está sucediendo, sigue en manos de una política que decide retirarse cada vez un poco más.

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