Prometieron cambio. Prometieron libertad. Prometieron eficiencia. Lo que trajeron fue ajuste para todos, excepto para unos pocos. Todo tiene un límite y es ahí a dónde llegó la sociedad.

Por Redacción PcV

“Un pueblo puede soportar el ajuste por un tiempo, pero cuando el sacrificio solo engorda a los de siempre, la paciencia se agota y nace la rebeldía».

El Hospital Garrahan sufre recortes como nunca antes en la historia. Los programas de discapacidad se achican a niveles que superan la perversión. Los jubilados ven sus haberes menguar y desde hace un tiempo, son señalados como descartables a los que incluso, hay que reprimir. Y mientras tanto, el gobierno habla de “orden fiscal” como si fuera un mantra mágico que olvida que detrás de los números hay personas.

La paciencia de la sociedad tiene límites. Y esos límites se están rompiendo. No importa el discurso grandilocuente: las familias, los trabajadores y los adultos mayores sienten que este modelo económico está agotado. Que no tiene más trucos bajo la manga.

El ajuste dejó de ser tolerable. Lo que quedaba de respaldo social se esfuma entre recortes y promesas incumplidas. La teoría liberal choca contra la realidad cruda: derechos recortados, servicios esenciales reducidos y un malhumor colectivo que crece día a día.

Y mientras se ajusta a los sectores más vulnerables, emergen dudas sobre la cercanía del gobierno con la vieja casta menemista y los posibles hechos de corrupción que ésta arrastra. La sensación de que los mismos vicios de siempre vuelven a instalarse genera desconfianza y acentúa la percepción de un modelo que ya no tiene legitimidad social.

Si Milei quiere recuperar la confianza, no bastan discursos ni cifras abstractas. Necesita resultados concretos. Hasta entonces, cada recorte será leído como una bofetada a la sociedad. Y la ironía es cruel: el gobierno que prometió libertad, hoy parece decidir solo qué derechos recortar.

La base de pensamiento de Juan Bautista Alberdi es oportuna para un tiempo como el que atraviesa hoy nuestro país: “Los pueblos cansados de sufrir son los que hacen las revoluciones.”

(La imagen utilizada: Escena de «Edipo rey» en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida (Extremadura, España).

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