Desde Nueva York hasta Berlín, las multitudinarias protestas se convirtieron en un grito global contra el poder absoluto y en defensa de la democracia.

Miles de manifestantes salieron a las calles de diversas ciudades de Estados Unidos este sábado, convocados por la red progresista No Kings, para rechazar el comportamiento autoritario y «monárquico» del presidente Donald Trump y su Administración.

La movilización, la tercera de carácter masivo, se produce en el contexto del cierre del Gobierno y la creciente tensión institucional en el país, que se extiende por casi tres semanas.

La red de organizaciones progresistas No Kings (No a los Reyes) acusa al mandatario de actuar más como un monarca que como un funcionario electo, denunciando una agenda política que erosiona las instituciones democráticas. En lugares emblemáticos como Times Square, en Nueva York, y la ciudad capital, Washington D. C., las consignas de los manifestantes fueron claras: «resistir a los traidores fascistas» y «No a las coronas, no a los reyes».

El movimiento denuncia que el presidente intensificó políticas antidemocráticas, citando las detenciones de inmigrantes realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), los drásticos recortes a la educación y la protección ambiental, y la manipulación de distritos electorales, la militarización de varias ciudades como Los Ángeles como forma de acallar protestas pacíficas y constitucionales, la inflación que ha elevado el precio de muchos alimentos, entre otros problemas.

Esta es la tercera movilización masiva desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, y se espera que sea la más grande. Las protestas anteriores, en junio, surgieron tras un desfile militar que críticos señalaron como una «exhibición de vanidad personal» del presidente.

El contexto actual de las manifestaciones es de alta tensión institucional debido al cierre del Gobierno federal, una situación que paralizó programas y servicios, poniendo a prueba el equilibrio de poderes. Los organizadores advierten que este Ejecutivo «cada vez más agresivo» se enfrenta al Congreso y a los tribunales de una manera que supone un giro hacia el autoritarismo.

En un mensaje que prueba su renegación a las críticas de los propios estadounidenses, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y otros políticos del Partido Republicano han calificado el evento como un «mitin de odio a Estados Unidos», a fin de intentar descalificar la marcha popular.

Washington D.C. se levanta en marcha contra las políticas autoritarias de Trump, quien ya ha ordenado más de 5 ejecuciones extrajudiciales directas a embarcaciones no identificadas cerca de aguas venezolanas.

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