El Congreso de la Nación se convirtió este jueves en el escenario de un suceso bizarro en una jornada antivacunas organizada por legisladores libertarios y del PRO.

El evento, titulado «¿Qué contienen realmente las vacunas Covid-19?» organizado por la diputada del PRO Marilú Quiróz y con el respaldo del presidente de la Cámara Martín Menem, alcanzó su punto más bochornoso con la aparición de un supuesto «hombre imantado» por la vacuna.

La explicación de este viejo truco físico es simple y ya se reprodujo millones de veces en tiempos de pandemia y de cuestionamientos que esgrimían los abtivacunas en Argentina.

Fabricio Ballarini, doctor en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, explicó en su cuenta oficial de Instagram por qué hay materiales que se adhieren a la zona del brazo donde se colocó la inyección. Esto se debe a lo que se conoce como “tensión superficial” y, además, por la fricción entre el elemento y el brazo.

Se llama tensión superficial a “la superficie del agua que se comporta como si estuviera cubierta por una membrana muy delgada”. La tensión superficial es como la piel del agua y es tan fuerte que puede sostener objetos como un clip o una aguja.

“Los objetos -no solo los objetos imantados- pueden pegarse a nosotros porque existe una propiedad que se llama tensión superficial. El agua que hay entre los objetos y nuestro dedo genera una especie de pegatina”, señala Ballarini.

El escandaloso evento que llevaron adelante en el Congreso esta tarde se produjo en momentos en que se viene detectando el retorno de las enfermedades que se habían extinguido en nuestro país y una de las principales razones, según lo sostienen especialistas médicos, se debe a la falta de vacunación. Es por esto que no se debe tomar con liviandad el mensaje que pregona sin ningún sustento científico este sector.

Seis bebés murieron este año en Argentina por tos convulsa. Todos tenían menos de dos años. Cuatro estaban en edad de estar vacunados, pero no había registro de ellos en el sistema oficial. Los otros dos eran menores de dos meses y no podían inocularse aún. Los datos, consignados en el Boletín Epidemiológico Nacional, no indican si sus mamás habían recibido la vacuna correspondiente durante el embarazo. De acuerdo a ese registro que emite el Ministerio de Salud, los casos de tos convulsa (también llamada coqueluche) este año ya triplican a los del anterior. El resurgimiento de enfermedades que se creían propias de épocas pasadas, como coqueluche y sarampión, se da en paralelo con la caída récord en la vacunación obligatoria para el ingreso escolar. Y además ocurre en un contexto de avance de discursos antivacunas: a tal punto, que tienen cabida en el Congreso Nacional.

“Las coberturas de vacunación registraron mejoras de hasta 15 puntos en 2024”, tituló un comunicado el Ministerio de Salud, a cargo de Mario Lugones, días antes de las elecciones de octubre. El mensaje detalló que durante el año pasado “se logró revertir la tendencia de descenso en las coberturas del Calendario Nacional de Vacunación y alcanzar valores superiores a los registrados en 2023”. Pero el propio comunicado señala que “el avance se explica por la mejora en la notificación, el uso del Registro Nominal de Vacunación electrónico (RNVe)”, además de una “política de gestión eficiente que permitió optimizar las compras y consolidar la compra de otras vacunas”.

Es decir que, pese al título, la ‘mejora’ se debió a un mayor registro. El año 2023 fue el primero en el que se utilizó de forma generalizada a nivel nacional el nuevo registro nominal, lo que puede haber llevado a demoras propias de un cambio de sistema. Pero, si se compara con 2022, los datos muestran, por ejemplo, que en el caso de la vacuna quíntuple –cuya primera dosis se da a los dos meses e incluye la protección contra tos convulsa– la cobertura cayó del 89,97% en 2022 a 84,7% en 2024.

La especialista explica que antes de que existieran las vacunas esta patología era cíclica y había picos cada cinco años, aproximadamente, que ponían en alto riesgo a la población más pequeña. “Con la vacuna la internación ya no se veía tanto. Quedaban desprotegidos los recién nacidos, que no llegaban a vacunarse. Pero se empezó a vacunar a embarazadas después de 2010. Ahora la cobertura es bajísima para embarazadas. A eso se suma la baja cobertura en chicos para la dosis de los 5 años, y peor aún para la dosis de los 11”. Esto implica más riesgo para los bebés, como los seis fallecidos en lo que va de 2025.

“La gente en general se sorprende cuando le mencionamos tos convulsa. Piensan que no hay más. Cuando encontramos un paciente internado con coqueluche, hablamos con la familia y nos dice ‘el hermano de 11 está tosiendo hace dos semanas’. Pero nadie en el sistema de salud pesquisó eso. La idea desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Sociedad Argentina de Infectología es susceptibilizar al sistema de salud para diagnosticar. Y a las familias para que vacunen, porque es inmunoprevenible”, insiste Pérez. Y lamenta: “Que haya seis fallecidos de una enfermedad prevenible por vacunas es terrible”.

En este contexto resulta aún más alarmante que el Congreso Nacional se prepare para albergar el evento “¿Qué tienen realmente las vacunas?”, organizado por la diputada chaqueña del Pro Marilú Quiroz, quien además presentó un proyecto en la Cámara para “revisar la Ley 27.491, que establece la vacunación obligatoria, a la luz de los nuevos principios que introduce la Ley Nicolás (27.797). No se trata de cuestionar la importancia de la vacunación, sino de actualizar el marco legal para que respete los valores de libertad, consentimiento informado y autonomía del paciente”.

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