Fue el 22 de diciembre de 1972. No pocos calificaron de milagro al echo. Ese día eran rescatados los 16 sobrevivientes del avión uruguayo que se estrellara en la cordillera de Los Andes.

El 22 de diciembre de 1972, a pesar de haber comenzado el verano austral, el clima complicaba seriamente cualquier operación aérea, pero la urgencia de evacuar a los sobrevivientes que habían resistido 72 días en la cordillera obligó a los rescatistas a llevar a cabo su misión.
Luego de esperar durante más de una hora que la niebla se disipara, los equipos de salvamento se pusieron en marcha rumbo al rancho Los Maitenes para conseguir alguna pista del lugar del siniestro y reunirse con Roberto Canessa y Fernando Parrado, los dos supervivientes que habían abandonado el maltrecho fuselaje del aparato en busca de ayuda y fueron encontrados por un arriero.


“No creíamos que fueran los uruguayos, porque ya habíamos completado más de cien misiones buscándolos”, recordó el exsuboficial de la Fuerza Aérea Chilena Ramon Canales, copiloto de uno de los helicópteros que participó en el rescate.
Después de 72 días, fueron hallados los sobrevivientes de un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que había despegado el 13 de octubre de Mendoza con destino a Santiago. La nave había salido de Montevideo e hizo escala en la Argentina por las malas condiciones climáticas. A bordo iban 45 personas, en su mayoría de un equipo amateur de rugby. La búsqueda resultó infructuosa y virtualmente fueron dados por muertos hasta que dos sobrevivientes atravesaron la Cordillera y dieron con un arriero. En total, fueron rescatados 16 personas.

Durante los más de dos meses que pasaron en los Andes debieron adoptar decisiones extremas a fin de sobrevivir. La noticia tuvo impacto mundial y dio pie al libro ¡Viven!, de Piers Paul Reid, basado en entrevistas con los 16 sobrevivientes, y que derivó a su vez en una película, estrenada en 1993.