El 25 de mayo de 2003 comenzaba en el país una nueva etapa para todas las argentinas y argentinos: Néstor Kirchner, el presidente menos pensado, se transformaba en una esperanza para una sociedad crispada y expectante.

Con Néstor Kirchner se abrió un nuevo y decisivo capítulo en las luchas por los derechos humanos. Desde 2003, esa asignatura pendiente de una acobardada democracia a la que le faltaba el coraje para ir verdaderamente a fondo, pasó a convertirse en política de Estado.

Recibió la peor herencia que pudo haber recibido un presidente en la historia
Habiendo sacado al país del default, decidió cancelar la deuda con el FMI, y dejar de ser sometido al monitoreo humillante de un organismo financiero que buscaba mantener en pie las políticas neoliberales que habían hundido en el infierno de la pobreza y la indigencia a millones de compatriotas.