Es un disparate monstruoso. Pero hacen mucho daño. Lo que pasa es que, como dicen Durán Barba, se les va la mano. Es muy gracioso cómo lo dice. Si querés mentir, mentí. Pero ponele un poco de elegancia. Algo que por lo menos al principio sea creíble.

No podés despedazar tu propia falacia, apostando a que para ser creíble, debés exagerarlo cuanto sea posible. Lo que dice Jaime Durán Barba está muy bien: «Si querés mentir, mentí. Pero mentí con sentido común».

Ahora bien. Si claramente lo que dice la Victoria Villarruel venezolana, Corina Machado, es falso de toda falsedad, ¿por qué los medios de acá en vez de sentir un golpe de bochorno no evitan semejante tontería y la repiten? «Ganó por el 65 por ciento de los votos Urrutia». Qué disparates, qué idiotas. Han perdido todo decoro.

TN está convencido de que puede dar el golpe de Estado desde acá, enloqueciendo aún más a los venezolanos que le creen y la sintonizan desde allá. Y a los argentinos del célebre «mentime que me gusta».

¿Saben que Estados Unidos demoró 40 días en dar las actas y el resultado de las elecciones, con Donald Trump reclamando fraude e intentando un golpe de Estado y llevándose por delante el Capitolio y los otros poderes?

TN y los demás medios saben lo que pasa. Le encantan los golpes de Estado. Siempre los sueña. Lo hizo contra Bolivia. Dieron un golpe de Estado blando en su momento en Argentina.

Pero se sienten obligados, además, ante el establishment a ponerse del lado de los Estados Unidos. Que Estados Unidos nunca reparará en el tamaño de su arrogancia para falsear los hechos, como aquellos de las armas de Irak, que le permitieron asesinar a un millón de personas.

¿Se acuerdan de lo de Evo Morales? También Evo ganó las elecciones y se las robaron. Mataron a decenas de bolivianos para imponer su mentira y el mundo entero lo supo y no pasó nada. No pasa nada cuando ellos cometen los crímenes. Ahora vuelven por lo mismo.

La Embajada, el Grupo Clarín y ese público propio formado por envenenados delirantes, gente mentida, gente enojada, simuladores de dignidades tan falsas como las noticias que consumen, apuestan a un golpe de Estado. En eso están.

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