Así lo aseguró Nouriel Roubini, conocido por predecir la crisis financiera global de 2008, explicó algunos de los factores que mantienen en vilo a la banca internacional y advirtió que se dirige a un «crash económico y financiero» y «un aterrizaje forzoso».
Nouriel Roubini, nacido en Estambul, es economista y docente, ha desempeñado diversas funciones en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y es director ejecutivo de la consultora Roubini Macro Associates. Años atrás recibió el apodo de «Doctor Catástrofe» (Dr, Doom) por haber predicho en el año 2006, en una conferencia del Fondo Monetario Internacional la crisis de las hipotecas subprime que derivaron en la catástrofe financiera que en 2008 comenzó en Estados Unidos y se extendió a Europa y el mundo.
Semanas atrás, la inesperada quiebra de Silicon Valley Bank fue el puntapié de una crisis que se ha ido extendiendo con la caída del Signature Bank, la gran inestabilidad reportada en otras grandes bancas de Estados Unidos, el derrumbe del Credit Suisse y la posterior compra del mismo por parte del USB y la debacle del Deutsche Bank. Más allá de las palabras tranquilizadoras de Christine Lagarde, que aseguró que la banca europea es «resistente, con fuertes posiciones de capital y de liquidez», el panorama que persiste es tormentoso y permite entrever que esto no ha terminado.
Sobre este escenario escribió Roubini en Project Sindicate, en el cual afirmó que, «a juzgar por la calidad de su capital, la mayoría de los bancos estadounidenses se encuentran técnicamente cerca de la insolvencia, y cientos de ellos ya son completamente insolventes».
Según Roubini, las razones de semejante situación se explican a partir del declive económico relacionado con la pandemia del coronavirus, que agravó las vulnerabilidades subyacentes del sistema financiero de Estados Unidos, dejando a muchas instituciones financieras en una situación precaria. Factores como el alto nivel de endeudamiento de las empresas y hogares, así como la sobrevaloración de activos como las acciones y los bienes inmuebles han inducido la situación actual.
En concreto, el director ejecutivo de la consultora Roubini Macro Associates apunta que no es posible lograr «la estabilidad de precios, mantener el crecimiento económico y tener estabilidad financiera al mismo tiempo» porque el sistema financiero es incapaz de hacer frente a la deuda pública y privada acumulada en la actualidad, lo que él denomina un «trilema».
El economista remarcó que la política de línea dura aplicada por la Reserva Federal norteamericana (Fed) ha aumentado inevitablemente la presión sobre la rentabilidad de los prestamistas, al reducir la diferencia entre el interés que obtienen de los préstamos y el que pagan por los depósitos. Los riesgos asumidos por los prestamistas en un intento de generar más beneficios en medio de la constante subida de tipos les ha hecho más vulnerables a posibles pérdidas, detalla el analista.
El último año, la Fed elevó su tipo de interés de referencia hasta entre el 4,75 % y el 5 %, la más alta desde 2006, desde prácticamente cero, lo que ha aumentado el riesgo de depreciación de los activos en los balances de muchas instituciones financieras.