La cooperativa ProCitrus, de la localidad de Colonia Freitas (departamento Federación) da sus primeros pasos como tal y hace una semana logró concretar una importante venta, aportando 32 toneladas de naranja al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para la entrega de fruta a comedores y merenderos de distintos puntos del país. Apuestan a la organización cooperativa para saltar la intermediación, tanto en las ventas como en el procesamiento, para mejorar su rentabilidad, ofrecer el servicio a productores de la zona y a la vez posibilitar precios más accesibles al consumidor.

Las características de los suelos de los departamentos Federación y Concordia y el clima de la región hicieron de Entre Ríos una provincia citrícola por excelencia: en ella se genera el 42% de la producción de naranjas y un 48% de mandarinas, según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Colón, con sólo cuatro quintas, completa el grupo de los departamentos citrícolas.

De acuerdo con los resultados del Censo Citrícola 2015-2016, la provincia tiene 36.387 hectáreas sembradas con distintas especies de citrus, distribuidas en 2352 unidades productivas (quintas) en manos de 1868 productores.

Como para graficar la incidencia de la citricultura entrerriana, casi la mitad de la demanda nacional y exterior de naranjas y mandarinas argentinas depende de menos de 2.000 productores que desarrollan su actividad sobre las tierras flanqueadas por el río Uruguay, al sur del Mocoretá.

Y si Entre Ríos concentra la actividad como pocos distritos (con la salvedad de Tucumán, con el limón), lo mismo puede decirse de Federación con respecto a la producción provincial, ya que en el departamento que limita al norte con la provincia de Corrientes se encuentran el 87,5% de los productores y un porcentaje apenas menor de las quintas.

Articulación entre el Estado, cooperativas y economías regionales

Justamente del departamento Federación, de la Cooperativa de Productores Frutihortícolas Colonia Freitas Limitada (ProCitrus), radicada en la localidad del mismo nombre, a sólo 9 kilómetros de la ciudad de Chajarí, el martes 20 de diciembre partieron 1608 cajones de naranja (32.160 kilos), con destino principalmente a la localidad bonaerense de Avellaneda y, en menor medida a las ciudades de Concordia y Gualeguaychú.

La venta fue fruto de un acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en el marco de la Mesa de Frutas, mediante el cual se apuntó a  aprovisionar comedores y merenderos y entregar bolsones a familias carenciadas, con un total de 206.000 kilogramos de frutas. También participaron de esta mesa productores y cooperativas de Mendoza, Río Negro, Corrientes, Salta y Misiones.

Daniel Calgaro hace años está vinculado a la citricultura y es uno de los impulsores de ProCitrus. En diálogo con Río Bravo, destacó el valor de la experiencia, sobre todo por las ventajas que implica la venta directa para los productores que de otro modo tienen que recurrir a intermediarios: «Nos interesó porque nosotros tenemos productores que no están trabajando con los mercados, venden su producción en la zona a terceros y lo que estamos buscando es buscar nuevas bocas de salida, tanto a través del Estado como de los mercados concentradores», resaltó y puso en relieve que enviar directamente la fruta a esos lugares «implicaría que al productor le quede una moneda más en su bolsillo y que el consumidor pueda pagarlo también una moneda menos».

Dado que aún están en curso los pasos institucionales para poder facturar, la venta se hizo a través de la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS), que se define como un espacio de «comercialización directa de la agricultura familiar campesina y cooperativas de toda Argentina».

Más allá de que se trató de una venta puntual, Calgaro señaló que la intención es poder lograr nuevos acuerdos para repetir esta forma de trabajo.

Para el ingeniero agrónomo Pablo Benetti, coordinador en Entre Ríos de la Federación Nacional Campesina (FNC), consideró que la compra estatal a pequeños y medianos productores de las economías regionales debe ser una política a reproducir en la provincia y a generalizar para el abastecimiento de los comedores escolares, comunitarios y hospitales de la provincia: «Entendemos que la provincia debe realizar acciones de este tipo, esto es lo que hay que incentivar. Hay organismos del Estado provincial y del Estado nacional en Entre Ríos que lo pueden hacer. No se necesita más presupuesto porque ya está; en vez de comprarle a un supermercado, a un grande, se les puede comprar a las cooperativas».

Primeros pasos

Calgaro y sus compañeros de ruta apostaron por la organización cooperativa a partir de las dificultades con que se encuentran los productores que, por su escala, no logran reunir  individualmente un volumen

suficiente como para vender en forma directa y cumplir con la demanda de los mercados. Pero no sólo eso; también apuntaron a la adquisición de maquinaria para el procesamiento y empaque de la fruta que producen los nueve socios de la cooperativas pero también para ofrecer el servicio a citricultores de la zona.

«Estamos dando los primeros pasos. Empezamos no hace mucho, este año, con las terminaciones del empaque y con el procesamiento hace un par de meses», señaló Calgaro.

Aunque para el consumidor promedio de ciudad, llevar una naranja a la mesa aparente no tener mucha más ciencia que bajar la fruta del árbol y transportarla hasta su destino final, lleva todo un proceso de deshoje, descarte, lavados, secados, aplicación de cera, selección por tamaños y finalmente el empaque. El funcionamiento de esta maquinaria requirió de una importante inversión en la instalación eléctrica (trifásica) que pudieron concretar después de dos años de arduas gestiones.

Fue recién este año que empezó a tomar forma la idea de trabajar en conjunto bajo la modalidad de cooperativa. Se agruparon nueve productores de los cuales cinco aportaron frutas en la reciente venta al Ministerio de Desarrollo Social, con un promedio de 25 hectáreas por unidad productiva.

—¿Es moneda corriente en la zona y en la actividad la organización de productores en cooperativas?

—No, no es lo que predomina. Es más, vos hablás de cooperativismo y acá en la zona no está bien visto por la mayoría de los productores, porque las experiencias han dejado eso. Todo lo que aquí se inició como cooperativa terminó en empresas, sociedades anónimas o sociedades de responsabilidad limitada.

Sin embargo, la confianza en el esfuerzo mancomunado y los potenciales beneficios de sacarse de encima los costos de intermediación, los alienta a seguir ese camino más allá de esas malas experiencias: «El propósito de la cooperativa es poder no sólo concentrar la fruta de los socios sino que los productores de la zona tengan un lugar donde puedan empacar la fruta y enviar a los mercados donde ellos quieran, ofreciéndoles un buen servicio, ya que hoy no cualquier productor puede tener una máquina en condiciones como para hacer un buen proceso. Eso les facilitaría a mucha gente de nuestra zona que puedan procesar su mercadería ahí y enviarla a algunos mercados».

Fuente: (Río Bravo)

Por Santiago Mac Yntyre

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