En 2025, la venta al exterior de granos no parece asegurar un mayor acopio de reservas en el Banco Central. Caída de los precios internacionales y buenas producciones en Brasil y EE.UU.

Por Cristian Carrillo

La paz cambiaria con que cierra 2024 podría no replicarse el año próximo, dado que al Gobierno se le avecina una tormenta cuyos primeros nubarrones ya se ven en el horizonte. En lo que refiere a ingreso genuino de reservas, el Gobierno estimó en el proyecto de Presupuesto 2025 un aumento de 9% en las exportaciones y de 37,6% (en términos nominales) de la recaudación. Pero un informe de la Bolsa de Cereales asegura que la exportación de granos será casi similar a la de este año, que ya es históricamente baja, por la caída en los precios internacionales, mientras en el sector insisten en exigir una baja de los Derechos de Exportación, conocidas como retenciones.

El acopio en silobolsas fue una constante este año, a la espera de que la administración libertaria eliminara las retenciones al agro o los controles cambiarios. En ambos casos, implicaba un tipo de cambio más alto que abultaría sus ganancias. Sin embargo, la tablita cambiaria –denominada en la jerga financiera como «crawling»– del dueto Luis Caputo/Santiago Bausili y los precios de granos a la baja hicieron que la especulación no rindiera sus frutos.

El mercado prevé una cosecha acotada para el año próximo, lo que complicará las expectativas oficiales de ingreso de divisas y recaudación. En tanto, a un mes del cierre del ejercicio 2024, el sector adeuda el 30% de los impuestos que deben pagar este año por sus ventas externas. El monto tributado en concepto de retenciones por parte del sector agroindustrial al Estado nacional alcanzaría los US$ 5.500 millones en 2024, lo que implica un aumento del 80% frente al año pasado, según estimó la Bolsa de Comercio de Rosario. La mejora en la recaudación tiene lugar en el marco de la recuperación productiva en la última campaña 2023/24, en comparación con el año previo que alcanzó los US$ 3.070 millones, al verse afectada por «el impacto de la fuerte sequía que diezmó a la producción».

De acuerdo con las estimaciones del mercado, el sector agrícola generaría US$ 30.568 millones en exportaciones en la campaña 2024/25, apenas 292 millones más que el ciclo previo, cuya cifra estimada es de 30.276 millones. «De este total proyectado para la campaña 2023/24, aún restarían exportarse (retenido en silobolsas) 7.782 millones de dólares», señala el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En cuanto a los cultivos de cosecha fina, trigo y cebada generarían en conjunto aproximadamente US$ 3.590 millones en el ciclo 24/25, marcando un incremento de US$ 440 millones respecto al ciclo anterior.

En términos de recaudación tributaria a través de Derechos de Exportación, se proyecta que el sector agrícola generaría 7.370 millones de dólares durante el ciclo 2024/25, lo que representa un incremento del 2% con el ciclo previo (que ya había sido mediocre en términos de cosecha). Para el ciclo 2023/24, aún en desarrollo, se estima una recaudación total de aproximadamente US$ 7.200 millones, de los cuales ya se han pagado cerca de US$ 5.000 millones.

«La campaña 2024/25 enfrenta importantes desafíos productivos y económicos en un contexto global marcado por cosechas récord en Brasil y buenos niveles de producción en Estados Unidos, que han presionado los precios internacionales de la soja y el maíz a mínimos históricos. Esto ha ejercido presión sobre los precios internacionales de maíz y soja, que alcanzaron mínimos nominales en cuatro años y, ajustados por inflación, niveles no vistos desde 2006», señala el informe del mercado cerealero.


La Niña

Aunque el ciclo 2024/25 comenzó bajo la influencia de La Niña, que anticipaba condiciones climáticas desfavorables, las lluvias registradas al inicio de la siembra no solo mejoraron el panorama inicial, sino que también generaron una buena condición para los cultivos ya implantados y están favoreciendo las labores de siembra en las áreas restantes. A esto se suma la proyección de una mejor campaña en Estados Unidos y Brasil, lo que presionaría a los precios a la baja, sumado a la apreciación del dólar a nivel global con la próxima asunción de Donald Trump.

A nivel local los precios de la cosecha muestran caídas significativas, afectando los márgenes de rentabilidad, especialmente cuando se suma el arrendamiento. Los pooles de siembra explotan sus propios terrenos y absorben todo el beneficio inesperado de la suba en los commodities alimentarios. Del otro lado, están los pequeños productores que alquilan las tierras y cuyos márgenes no alcanzan a cubrir los costos de arrendamiento. La caída en los precios, junto con costos de los insumos que no se movieron de forma proporcional, afectó los márgenes brutos, con un deterioro del 26% a nivel nacional en comparación con el ciclo anterior. 

El sector almacenó granos a la espera de una devaluación o bien la baja de retenciones

En el informe de la entidad cordobesa, se reconoce que la especulación de este año no fue un buen negocio. La apuesta a una devaluación que no fue, como así tampoco la quita de retenciones, mantuvo fuera del mercado a casi un 50% de la cosecha –aún guardado en silobolsas– lo que derivó en una industria con un nivel de capacidad instalada ociosa récord. De acuerdo con el último informe del monitor agropecuario de Ciara−CEC, el índice UCI (% de Uso de Capacidad Instalada) bajó del 75% al 55%. «La capacidad ociosa aumentó del 25% al 45%. Sin las importaciones de soja, el índice Uso Capacidad Instalada hubiera sido de tan solo el 48% y la Capacidad Ociosa hubiera llegado al 52%», señala el documento.

A pesar de la notoria recomposición de este año, el ingreso de divisas por los Derechos de Exportación (DEX) de parte de las seis principales cadenas de granos (soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo) quedaría por debajo de lo registrado en 2021 y 2022. El reporte, elaborado por Tomás Rodríguez Zurro y Emilce Terré, expuso que dicho fenómeno tiene lugar «por una serie de motivos», mencionando en primer lugar «la caída en los precios internacionales, que reducen directamente la base imponible», y, en segundo lugar, como factor incidente «la dinámica comercial». «Desde la cosecha, el precio de la soja en el mercado local ha subido un 10% en pesos, mientras que algunos instrumentos financieros han subido por encima del 70% en el mismo periodo. En el caso más extremo, para que guardar soja haya sido la mejor decisión, la tonelada debería valer US$ 427 o el tipo de cambio debería ser de 1.734 pesos por dólar, valores muy elevados en comparación a los vigentes en el mercado», advierte un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *