El salón de la Secretaría de Trabajo de Entre Ríos dejó de llamarse Néstor Carlos Kirchner y fue rebautizado con el nombre de un histórico dirigente del sindicalismo peronista, José Ignacio Rucci. ¿Esto tiene que ver con el clima de época que representa el modelo Milei y que en Entre Ríos cala hondo?

El cambio de nominativo, explicaron desde el Gobierno, reconoce a uno de los dirigentes sindicales más representativos del país. La ceremonia se desarrolló este lunes con la presencia del ministro y del secretario de Trabajo, Manuel Trancoso y Mariano Camoirano, respectivamente, y de la hija del homenajeado, Claudia Rucci.

“Deskirchnerizar”, un borrado simbólico y el castigo real al trabajo organizado

El reciente rebautizo del salón “Néstor Kirchner” en la Secretaría de Trabajo vuelve a poner sobre la mesa una estrategia que ya no es aislada. El gobierno de Javier Milei intenta “deskirchnerizar” la vida institucional. En ese sentido habría que preguntarse si Frigerio en Entre Ríos toma la misma dirección. Porque cuando suceden estos actos, no solo se trata de nombres o placas; se trata de un intento de borrar de la memoria colectiva una etapa política que, con sus matices, tuvo como centro la reconstrucción del tejido social y laboral tras la devastación neoliberal de los años ‘90.

Kirchner y la CGT marcó una alianza de reconstrucción que debería ser imborrable en el sindicalismo

La figura de Néstor Kirchner siempre estuvo vinculada al sindicalismo organizado. Su relación con la CGT fue clave para consolidar un modelo donde las paritarias, la negociación colectiva y el fortalecimiento del salario volvieron a ocupar un lugar central. No era un sindicalismo complaciente ni mucho menos, pero sí fue escuchado, convocado, incluido en las decisiones de gobierno. Esa lógica contrasta fuertemente con la actual gestión, que ve en los gremios un obstáculo y no un actor social con legitimidad.

Entre el borrado simbólico y el disciplinamiento real

El cambio de nombre del salón no es un gesto inocente. Es un mensaje político y los representantes del mundo laboral que allí aparecen en la foto, deberían saberlo.

«El kirchnerismo debe ser borrado, incluso de los espacios físicos», diría un entusiasta mileísta. Pero, más allá de lo simbólico, la ofensiva se profundiza en lo concreto. Intentos de flexibilización laboral con una Ley Bases que propuso inmensos retrocesos en conquistas del sindicalismo, decretos que recortan derechos adquiridos, despidos masivos en el sector público y un permanente ataque discursivo contra los dirigentes sindicales. El “disciplinamiento” de la CGT parece ser uno de los objetivos principales del mileísmo.

La memoria como resistencia

Nadie discute el merecido reconocimiento a José Ignacio Rucci, figura histórica del movimiento obrero. Pero lo que debe alertar es el modo en que el gobierno usa esos homenajes como excusa para inocular antikirchnerismo, disfrazando de neutralidad lo que es una operación política de borrado. Se corre el riesgo de que, en nombre de ese borrado, se relativice también la etapa en la que los trabajadores recuperaron derechos y el sindicalismo volvió a ser parte del debate público y de las decisiones de Estado.

La CGT hoy tiene el desafío de no permitir que la memoria se diluya ni que el ataque al kirchnerismo sea, en realidad, el ataque al trabajo organizado. Porque, más allá de las disputas internas, fue en ese período donde se reinstaló la convicción de que los derechos laborales no se negocian ni se borran con un cambio de placa.

Recordemos que el acto impulsado por el Gobierno entrerriano fue acompañaron por diversos sindicatos, entre ellos la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), de Empleados de Comercio, Asociación Bancaria, Luz y Fuerza, Sanidad, Gráficos, Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), Judiciales, Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), Sindicato Unico de Trabajadores del Espectáculo Público y Afines (Sutep), Telefónicos, del Sindicato de Empleados de la Administración Pública de Entre Ríos (Sedapper), Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Unión Docentes Argentinos (UDA), Viajantes, Dragado, Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (Suoyem) y Petroleros.

Se descubrió una placa conmemorativa y cuadros con fotos de momentos históricos del sindicalismo argentino en el salón. Allí, el titular de la cartera de Gobierno y Trabajo provincial, resaltó la figura del dirigente sindical, afirmando: «Rucci, histórico dirigente metalúrgico y secretario general de la CGT (Confederación General del Trabajo), simbolizó la defensa firme de los derechos de los trabajadores y la construcción de consensos en un contexto social y político complejo. Su liderazgo representa la identidad del sindicalismo argentino: un sindicalismo que articula las demandas obreras con el desarrollo nacional, defiende la dignidad del trabajo y promueve acuerdos que sostienen el entramado productivo y social.

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