Cada 17 de octubre se celebra en Argentina el Día de la Lealtad en conmemoración a la movilización que permitió la liberación de Juan Domingo Perón en 1945.
El 17 de octubre se celebra en Argentina el Día de la Lealtad debido a la gran movilización obrera y sindical para exigir la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón, quien había sido detenido por las fuerzas militares del gobierno de facto de Edelmiro Farrell.
Ciento de miles de trabajadores ocuparon la Plaza de Mayo, el centro de la Ciudad de Buenos Aires y lograron que el vicepresidente depuesto fuera liberado de la prisión de la Isla Martín García en respuesta a una histórica manifestación laboral.
El Día de la Lealtad Peronista, marcó un hito histórico en el país, ya que la fuerza de la masa del pueblo logró la libertad del líder político que había sido obligado a renunciar a sus cargos de vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión.
Sobre el origen del Día de la Lealtad, la historiadora argentina y contemporánea Araceli Bellota describió: «También es el día que el peronismo entiende que nació». En ese momento, la CGT había convocado a una movilización el 18 de octubre, pero los trabajadores se movilizaron de forma espontánea un día antes para reclamar la liberación del general.
Perón había ganado el apoyo de los trabajadores cuando asumió la Secretaría de Trabajo y Previsión en 1943 y había firmado varios convenios entre los que se destacaron los aumentos de sueldo, convenios colectivos, aguinaldos, y vacaciones pagas, conquistas que todavía hoy tienen los trabajadores formales.
La Junta Militar vio en estas mejoras para los obreros una amenaza y los sectores de poder concentrados vieron afectados sus intereses y presionaron para que Perón renuncie y fuera detenido. Lo que nadie imaginaba era la masa popular movilizándose.
El Dia de la Lealtad: el acto en Plaza de Mayo
El 17 de octubre de 1945 ciento de miles de argentinos salieron a las calles y coparon el centro porteño para defender al lider del movimiento obrero que había alcanzado la conquista de nuevos derechos. Ante la agitación de los trabajadores en su mayoría que provenían de las fábricas del Conurbano bonaerense y de algunas ciudades del interior, la Plaza de Mayo se desbordó.
En pocas horas, las negociaciones en la Casa de Gobierno y en el Hospital Militar donde se encontraba recluido Perón, permitieron a éste imponer sus condiciones, recuperar el control del gobierno y hablar a la multitud reunida.
Esta gran cantidad de manifestantes obligaron a la dictadura gobernante a llamar a Perón que habló ante una gran cantidad de manifestantes: «Trabajadores, muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmoral la Patria», empezó.
En otra parte de su discurso, el líder de los trabajadores los alentó: «Que sea esa unidad indestructible e infinita para que nuestro pueblo no solamente posea la felicidad sino que también sepa dignamente defenderla».
«Esa unidad la sentimos los verdaderos patriotas porque al amar a la Patria, no amaremos sus campos o sus casas, amaremos a nuestros hermanos de Nación. Vuestro Secretario de Trabajo y Previsión, que seguirá luchando al lado vuestro, por ver coronada esa obra, que es la ambición de mi vida: que todos los trabajadores sean un poquito más felices», continuó. Y añadió: «Recuerden, trabajadores, únanse. Sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan, ha de levantarse en esta hermosa patria la unidad de todos los argentinos». Cuatro meses después, Perón fue elegido presidente de la Nación.