Los medios lo señalan como el político más influyente desde la época de Margaret Thatcher. Defensor del Brexit, logró instalarse como alternativa de poder en Reino Unido. ¿Quién es y qué piensa?

Por Telma Luzzani
Se lo conoce como el «renunciador serial» o, como lo bautizó el diario británico The Telegraph, «el escapista». En su vida política, Nigel Farage, político en ascenso del Reino Unido, salió y entró de los partidos –siempre de derecha– e incluso fundó un par nuevos. En una variante satírica de esa misma idea, el prestigioso The Guardian, lo llama un «político con múltiples reencarnaciones». Pero hay un dato no menos importante, los medios lo reconocen también como uno de los dirigentes más influyentes de Gran Bretaña desde la era Margaret Thatcher.
Desde los primeros días de este mes, Farage tiene a la política británica en vilo. En las pasadas elecciones municipales de mayo, su actual partido, Reform UK, ganó una banca en el Parlamento, una intendencia, diez municipios y casi la mitad de los concejales electos, desplazando al Partido Conservador al tercer lugar y ganándole al Partido Laborista varios distritos.
¿Por qué gana cada vez más votos este político que, desde su sintonía ultraderechista, ha ensalzado al presidente argentino Javier Milei como un «thatcherista con esteroides» y cultiva buenos vínculos con extremistas como el estadounidense Steve Bannon?
«Creo que sobre Farage hay tres tipos de percepción», explica el escritor y periodista Marcelo Justo desde Londres. «Al primer grupo lo podría titular “el elector disconforme con lo existente”. Ese voto se localiza sobre todo en el norte desindustrializado de Inglaterra, la zona que Margaret Thatcher desmanteló en los años 80 y donde la gente perdió los trabajos industriales bien pagos. Para este votante, golpeado por los ajustes, Farage es una válvula de escape ante la falta de respuesta a sus problemas por parte de los partidos tradicionales, el conservador y el laborismo.
El segundo tipo de votante es el que le cree. Farage es el típico parlanchín de pub. Es simpático, campechano, habla mucho y dice cosas que, normalmente, no se escuchan en los discursos públicos. No usa el lenguaje de los políticos y eso es percibido, por un grupo importante del electorado, como que lo que dice debe ser una verdad.
Finalmente, están los que simpatizan con determinadas políticas puntuales, sobre todo, las de la antiinmigración, que hoy es el centro del discurso político de Farage», asegura Justo. En efecto, en su última campaña –que hizo un uso muy eficaz de las redes sociales– el mensaje dominante fue mano dura contra la inmigración, recorte de subsidios medioambientales, mayor gasto en defensa y mayor presencia policial.
La reinvención permanente
Aunque saltó a la fama en 2016 como el gran impulsor del Brexit (la salida del Reino Unido de la Unión Europea), su militancia política es de larga data.
Su primer trabajo fue en la City de Londres. Como su padre (quien lo abandonó cuando Nigel tenía 5 años), fue corredor de la bolsa de metales. En 1978, se afilió al Partido Conservador, identificado con el ala nacionalista y antieuropea más ultra de esa organización. En 1989, votó al Partido Verde por sus políticas euroescépticas y en 1992, se produjo su primera renuncia: rompió con los conservadores porque John Major, entonces primer ministro, firmó el Tratado de Maastricht para la creación de la Unión Europea incluyendo al Reino Unido.
Un año después, junto con Alan Sked y otros conservadores peleados con los Tories, fundaron el Partido de la Independencia del Reino Unido (en inglés, el United Kingdom Independence Party, UKIP). En 2006 fue elegido líder de ese partido y tres años después se produjo su segunda dimisión. En 2009, haciendo campaña, Farage casi muere en un accidente aéreo. Para colmo, su partido hizo una elección tan desastrosa que tuvo que renunciar. Duró poco: regresó y volvió a liderar el partido en 2010.
Su tercera renuncia fue en 2015. A pesar de que el UKIP iba creciendo (el mejor resultado del partido fue, por entonces, en las elecciones europeas de 2014, con más del 26% de los votos), él recibió poquísimos votos como candidato a diputado en las elecciones generales de 2015, por lo cual presentó su dimisión. Fue rechazada por el Comité Ejecutivo Nacional del partido.
Su gran momento llegó en 2016, cuando el entonces premier británico David Cameron convocó a un referendum para decidir si el Reino Unido dejaba, o no, su membresía en la Unión Europea. Farage, con la ayuda de otros ultraderechistas globales como Steve Bannon, se puso al frente del movimiento Brexit y ganó. El 51,9% de los británicos votaron a favor de irse de la UE. Pasó a ser un referente de la Europa ultraderechista y xenófoba.
«En términos políticos, Farage es un monocausalista. Durante mucho tiempo, de lo único que habló fue de que Gran Bretaña tenía que irse de la UE para recuperar la soberanía y de ahí llegar a la prosperidad y la felicidad. Cuando se acabó ese tema, agarró el de la inmigración», advierte Justo, corresponsal en Londres y conductor del podcast Justicia Impositiva, centrado en destapar casos de corrupción vinculados a las guaridas fiscales.
Después del Brexit, Farage aprovechó su fama para abandonar otra vez el UKIP. En 2019, lanzó su nueva organización, el Partido del Brexit, ahora llamado Reform UK. Por un tiempo se dedicó con intensidad a ser opinólogo y presentador televisivo, pero volvió a la política en 2024, se postuló en las elecciones generales y su partido fue la tercera fuerza más votada.

Mirando al futuro
¿Qué se puede esperar de ese hombre con sonrisa fácil y cara de bonachón? Nigel Farage ahora sueña con convertirse en el primer ministro del Reino Unido. Hoy lidera las encuestas, pero falta mucho hasta las elecciones del 15 de agosto de 2029.
Sus declaraciones siguen yendo a contracorriente. Por ejemplo, en un reino y un continente guerrerista, él dice sin dudar que Ucrania está perdiendo la guerra y que es absurdo mandar más armas allí. «En Westminster, todo el mundo piensa que no le damos suficiente armamento a Ucrania para que gane la guerra. Sin embargo, cuando salgo de Westminster y hablo con la gente común, no he conocido a nadie en el último mes que piense que Ucrania va a ganar alguna vez», dijo en televisión, en GB News.
«Creo que la perspectiva futura de Farage depende mucho de cómo le vaya a la economía británica», asegura Marcelo Justo. «Por ahora, el gobierno del laborista Keir Starmer tiene mayoría absoluta en el Parlamento y, en teoría, debería continuar tranquilo hasta el 2029, pero hay preocupación por el evidente avance de la ultraderecha y por el hecho de que, en este momento, el que lidera las encuestas de opinión es Farage»
La última decisión del laborismo puede cambiar el tablero político británico. El pasado 19 de mayo, Starmer firmó un acuerdo con la UE para «flexibilizar» el Brexit y facilitar intercambios comerciales que representarían una ganancia de 9.000 millones de libras para el reino. Farage y su Reform UK acusaron de inmediato al laborismo de «traición» y «entrega de la soberanía británica».
El campo está allanado para el ultraderechista. ¿Abrirá el «Brexit blando» una nueva metamorfosis en Gran Bretaña y Europa?