El geopoder está en juego, y el 2024 puede haber tensiones mayores a medida que avance el cronograma electoral en alrededor de setenta países, oportunidad en la que votarán cerca de 3.800 millones de personas. Si bien el punto clave es el 5 de noviembre en Estados Unidos, también Rusia, algunas regiones de Asia, y América Latina con México como vértice, podrán ser partes de llaves valiosas para el futuro de la humanidad.

Empezamos a atravesar tiempos de un mundo multipolar, y eso se manifiesta en cada una de las cumbres más destacadas en las que están en juego la gobernabilidad, la economía y el principal factor que gobernará las agencias estratégicas: el cambio climático.
China y Estados Unidos, las dos economías más importantes del planeta, pusieron en marcha un grupo de trabajo en conjunto para abordar el cambio climático en lo que resta de esta década, según lo dio a conocer la agencia china Xinhua. Ambas naciones son conscientes de que una buena parte del futuro planetario está en generar medidas drásticas para atenuar el calentamiento global.
La buena noticia para los más de ocho mil millones de habitantes de la tierra es que en la COP 28 celebrada hace pocas semanas en Dubai, Emiratos Árabes, las principales potencias tomaron nota de un cambio a la brevedad en la matriz energética, abandonando los combustibles fósiles. Si bien Antonio Gúterres, secretario general de Naciones Unidas, no estuvo conforme con los tiempos graduales para hacer frente a la situación y prefería una transformación tajante, al menos la temática tuvo un inesperado giro esperanzador.
La cuestión climática formará parte del debate central de las próximas contiendas electorales en donde dependerá de sus resoluciones la conformación de un nuevo geopoder. Es tan trascendente el tema, que grandes potencias mundiales están abriendo juego nuevamente para la energía nuclear como reemplazo de los fósiles, o sea que el átomo una vez más es la estrella, y en ese marco empieza a jugar un papel principalísimo la obtención de uranio y el hallazgo de las principales reservas como por ejemplo en Canadá, Kazajistán o Australia.
El cronograma caliente
La elección clave es el 5 de noviembre en Estados Unidos, y el debate del miércoles en Iowa en donde se midieron presidenciales del Partido Republicano en un escenario montado por CNN ubicaron la gobernabilidad mundial, los conflictos en oriente medio y los Balcanes, y sobre todo las acciones del cambio climático como una parte central de la agenda que viene. No estuvo el favorito, Donald Trump, pero sí lo hicieron el gobernador de Florida, Ron DeSantis y su adversaria, la ex gobernadora de Carolina del Sur, Nikky Haley. Las encuestas muestran favorito a Trump como potencial candidato republicano, y es un negacionista del cambio climático, cuestión que preocupa a su vecino, el canadiense Justin Trudeau: “una presidencia de Trump que retroceda en la lucha contra el cambio climático ralentizaría el progreso del mundo en formas que me preocupan”, dijo hace unos días.
Pero también hay un cronograma muy caliente en otras regiones. Por ejemplo, este sábado hay elecciones parlamentarias en Taiwán en pleno conflicto con China; a fin de mes hay elecciones presidenciales en Finlandia; en febrero llegan las presidenciales en Azerbaiyán, y parlamentarias en Pakistán; también presidenciales más parlamentaria en Indonesia, por citar algunos ejemplos. Y para agendar especialmente están las elecciones del 4 de febrero en El Salvador, con el populista Nayib Bukele como amplio favorito, y en donde además ya van votando más de 50 mil personas en el exterior.
Marzo viene potente porque el próximo 10 hay elecciones adelantadas en Portugal, y a mitad de mes están las presidenciales en Rusia.
Para el segundo trimestre del año hay una seguidilla de contiendas importantes en Corea del Sur, Panamá, Lituania, República Dominicana, Islandia y parlamentarias en Bélgica, pero la atención tiene dos puntos claves: el 2 de junio con las presidenciales y parlamentarias de México y la posibilidad muy concreta de que Claudia Sheinbaum sea la sucesora de Andrés Manuel López Obrador, y del 6 al 9 de junio cuando vote el Parlamento Europeo.
Luego, ya en la segunda parte del año el mundo observa con atención el 5 de noviembre en Estados Unidos en donde se debate entre continuidad y moderación del demócrata Joe Biden, o un regreso de los republicanos que, como se dijo párrafos antes, tiene como favorito en esa parcialidad a Trump.
Y para la zona del Mercosur una elección clave será el 27 de octubre en Uruguay, en donde se vota presidente y parte del parlamento, siendo el escenario de incertidumbre ya que no hay un favorito hasta el momento. El actual mandatario, Luis Lacalle Pou, emergió como un líder con procedimientos disruptivos y marcó agenda propia, más allá de sus socios directos del Mercosur, como Brasil, Argentina o Paraguay, y además destacó en los últimos tiempos una relación privilegiada con China sin apartarse de su alineación occidental.
Por ejemplo, una encuesta de Factum sobre 900 casos por telefonía celular entre el 17 y el 30 de noviembre de 2023, mostraban que el 61% de los uruguayos, más allá de sus preferencias políticas y personales, consideraban que el Frente Amplio volvería a gobernar, dejando muy desplazado al Partido Nacional, con 24%, a Cabildo Abierto, con 3%, y al Partido Colorado, con 2%.
Para otra encuestadora de primera línea de Uruguay, Equipos, publicó una encuesta sobre 1204 casos en donde 704 fueron presenciales y el resto telefónico, y se hizo entre el 16 y el 29 de noviembre de 2023, en donde el favorito es el Frente Amplio, con 45%, seguido del Partido Nacional, con 29%, el Partido Colorado, con 7% y Cabildo Abierto cierra con 2%.
El continente de norte a sur
En ese menú electoral, nuestra región tendrá entonces las elecciones de México, El Salvador, Venezuela, Uruguay, Panamá y República Dominicana para seguir con atención.
Argentina comenzó el camino crujiente del arribo de una extrema derecha algo indefinida en su orientación ideológica y calzándose de a poco el traje de un nuevo populismo que encabeza el presidente Javier Milei; seguramente en febrero Bukele podrá ratificar ese rumbo desde El Salvador; y hay que ver si Trump consigue un regreso que prometió que será más furioso.
El continente, de norte a sur, podrían incorporarse a esta nueva corriente mundial en donde las ultraderechas están irrumpiendo, tal como se venía advirtiendo en Europa. La pérdida de crédito de las posiciones socialdemócrata y de los centros democráticos dan lugar a expresiones que, en nombre de una libertad elitista y focalizada en un grupo determinado, amenazan con instaurar prácticas con cierta inclinación autoritaria, o al menos no atendiendo ciertos derechos humanos elementales.
Sin embargo, hay pequeñas muestras de equilibrio, y en nuestra región está la perla uruguaya, que más allá de sus cambios de color político en la conducción del Estado al parecer la moderación es la que domina.
¿Están en crisis las democracias representativas occidentales, o la gobernanza mundial?.