Mientras muchos candidatos despliegan campañas millonarias y contratan consultoras de imagen, una maestra recorre las calles de Victoria su ciudad, lo hace en la caja de una vieja camioneta, con un megáfono y un mensaje de coherencia: defender la educación pública desde el Senado Nacional.

La otra campaña

En tiempos en que la política parece una competencia de presupuestos, Fernanda Sanzberro, candidata a senadora nacional en segundo término por Entrerrianos Unidos (lista 50), eligió un camino distinto.

Sin recursos, sin equipos de comunicación ni estudios de marketing, recorre su ciudad arriba de la caja de una vieja Ford 100, hablando directamente con los vecinos. Su voz, amplificada a veces por un megáfono y otras por un micrófono, se mezcla con el ruido cotidiano de las calles, recordando que la política, antes que espectáculo, era cercanía.

“Soy Fernanda Sanzberro. Soy docente desde hace más de 20 años, trabajé en escuelas de ciudad, rurales y de islas. Conozco la pasión de mis colegas, su entrega en cada aula y también las dificultades que enfrentamos cada día para enseñar y para sostener la educación pública”, expresa en uno de sus mensajes de campaña.

Sus palabras no suenan ensayadas: suenan vividas.

La educación como bandera

En un contexto en el que los discursos oficiales hablan de recortes, meritocracia y privatización, Sanzberro, junto a Héctor Maya y Gustavo Guzmán entre otros dirigentes jóvenes y con experiencia, plantea otra narrativa: la de la escuela pública como espacio de igualdad y futuro.

“Esta vez, una de nosotros va a estar en el Senado defendiendo lo que amamos: la escuela pública, el futuro de nuestros chicos, la dignidad de nuestra profesión. La salida es con honestidad. La salida es Entrerrianos Unidos”, remarca.

Para la docente, la política no se hace desde los sets de televisión ni las encuestas de opinión: se hace caminando, escuchando y mirando a los ojos.

Dos formas de hacer política

La escena se repite en cada elección: candidatos que invierten millones en publicidad, contratan agencias de imagen, focus groups y equipos de prensa para vender un producto electoral.

Mientras tanto, Sanzberro pone el cuerpo. No promete más de lo que puede cumplir ni intenta deslumbrar con slogans vacíos. Su campaña tiene el valor de lo esencial: honestidad, coherencia y un compromiso real con quienes representa.

Una provincia donde la política muchas veces se volvió marketing

Fernanda Sanzberro recuerda que todavía existen dirigentes que eligen el camino más difícil, pero también el más auténtico.
Desde la caja de una vieja camioneta, con un megáfono y una convicción profunda, demuestra que no hacen falta millones para llegar a la gente. Solo hace falta creer en algo —y vivirlo con la verdad de quien enseña todos los días que el futuro se construye con educación.

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