El cumpleaños de La Paz reunió a más de quince mil personas en las instalaciones del polideportivo municipal. Con una inolvidable actuación de Javier Calamaro que se fue prometiendo volver muy pronto ya que se enamoró de la ciudad y su gente. Hubo momentos de mucha emoción y espectáculos que recibieron la ovación de la gente. ¿Qué dijo el intendente Martin?

En una jornada que se convirtió en histórica por la inmensa concurrencia de público, La Paz festejó sus 190 años con paella gigante, feria de artesanos y emprendedores, gastronomía, torta de cumple ñ, bebidas artesanales, espectáculos musicales para todos los gustos y actuaciones inolvidables como las que ofrecieron, Cítricos, Sobredosis, Rumba Chamanecera, Los Majestuosos del Chamamé, la Banda de Música de la Policía de Entre Ríos, Javier Calamaro y El Brujo Ezequiel entre otros.

Con un sencillo acto oficial en el cual, el intendente Walter Martin remarcó su agradecimiento a todo su equipo de gobierno y a cada trabajador municipal que estuvo abocado a la organización del evento, sin antes destacar que este festejo les pertenece a todos los paceños, daba formal inicio a un cumpleaños multitudinario que logró reunir a locales, visitantes de la región y familias que llegaron de distintas partes del país.

«Gracias a los vecinos, instituciones, trabajadores municipales y a todos los que hicieron posible este festejo. Entre todos logramos una gran fiesta popular, como nuestra ciudad merece», expresó el intendente Martin.

Superando ampliamente las diez mil personas, el predio Polideportivo se convirtió en escenario de un festejo que, según lo manifestaron muchos de los vecinos que participaron de él, fue histórico.

Las emociones se registraron en distintos momentos de la tarde. Uno de ellos fue la valoración del público a las nuevas generaciones de artistas locales. El grupo de rock «Cítricos», que ofreció un excelente homenaje a Soda Stereo a penas superan los catorce años de edad. Un típico trío hicieron de guitarra, bajo y batería que dejó un impacto más que positivo arriba de las tablas. Habían sido parte de una preselección para firmar parte de la grilla en este show y no defraudaron a nadie. Absolutamente honestos con sus personalidades, dejaron claro que su camino tiene una proyección gigante en la música.

Otro de los momentos que quedarán para el registro de los cuarenta y tantos, fue la vuelta de «Sobredosis». La banda que impulsara el músico, guitarrista paceño y empleado municipal; Gustavo Torales, allá por los finales de los 80′, reunió a nuevas y viejas generaciones amantes de la buena música. Junto a Mariana Duarte, otra exquisita música local y el legendario Eloi Noriega, con su característica voz de un blusero que aún hoy, continúa demostrando su amplio registro para transitar mil y un estilos en sus interpretaciones. Lograron amalgamar viejas y nuevas generaciones arriba y abajo del escenario. Entre sus exitos ligados a bandas como Git, Enanitos Verdes, Divididos,Turf, entre otros; regalaron al público una versión rockera de «Oración del Remanso» que pocas veces se volverán a escuchar con esos arreglos que la hicieron una pieza destacada del repertorio, lógicamente aplaudida hasta doler las manos por el público.

La Banda de Música de la Política de Entre Ríos encendió motores para el horario central del espectáculo. Previo a la llegada de Calamaro, volvió a dejar claro en inmenso talento y trabajo que acumulan a lo largo de estos años. Es orgullo de la entrerrianía que sabe, con exclusiva sutileza, pasar por todos los estilos musicales y eso hace que se emocione, baile y se divierta el público en general. «Poner la fiesta al palo» es tarea difícil, pero en esto, el maestro y sus músicos la tienen super clara.

Hubo tiempo para miles de sapucay, un grito festivo de origen guaraní que en La Paz resonó una y otra vez. El público parecía multiplicarse y ese mar de gente ya se encontraba en su momento más efusivo. Rumba Chamanecera y Los Majestuosos del Chamamé fueron los responsables. Baile, Malambo, zapateo y el entusiasmo de un público que respondía a cada una de las arengas que proponían los artistas. Todo estaba dado lata un clima de festejo que parecía eterno.

Hasta que llegó el tiempo del invitado central. Él también estaba de festejo. Fue así que la reunión se vivió tan familiar. Como una zapada en el living de su casa. Así lo vivió la gente y así lo propuso Javier Calamaro. Sus 40 años de trayectoria y los 190 de la ciudad que lo recibía por primera vez. Una primera vez que fue suficiente para conquistar su corazón. «Voy a volver muy pronto, tal vez para el Dorado (fiesta de pesca), en septiembre, ¿qué les parece?, dijo y abrió un millón de sensaciones en los espectadores que a esa altura, ya habían abrazado al artista con calurosos aplausos que se repitieron durante toda su presentación. Calamaro destacó en reiteradas ocasiones, lo bien que fue recibido. Agradeció al intendente Martin y en su nombre a todo el equipo que organizó la fiesta. Copa de vino en mano, brindó por La Paz y regaló un concierto mucho más cercano de lo que cualquiera podría imaginar. Fue ovacionado y no caben dudas que se ganó el corazón dea gente.

Finalmente llegó la cumbia al mejor estilo santafesino. Un ritmo que en La Paz, al igual que en otras tantas localidades entrerrianas, reúne a miles de fanáticos. La liturgia que genera El Brujo Ezequiel es única. Puede tener características similares a las de otros grupos de la provincia vecina, pero él las une a un particular estilo de comunicarse con su público. Lo quieren, lo aclaman, se bailan todos sus temas y lo despiden sabiendo que volverán a verlo y escucharlo. Así cerró el show, con ganas de más. El desafío del municipio está cumplido. Un año que claramente es atípico a otros en términos de dificultades económicas. Sin embargo, con una estrategia de trabajo planificada con tiempo y la clara predisposición para fortalecer un evento que es de agenda pública, el Cumple de La Paz volvió a brillar!!!

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