Un total de 137 activistas de la Global Sumud Flotilla deportados por Israel han llegado este sábado a Estambul en un avión de Turkish Airlines fletado por el Gobierno turco.

En sus primeras declaraciones públicas tras el asalto israelí en aguas internacionales a los barcos en los que viajaban con ayuda humanitaria hacia Gaza, muchos de ellos han denunciado los “malos tratos” y las “torturas” a los que les sometieron las autoridades israelíes durante su encierro en la cárcel de Ketziot, en el desierto del Neguev.
Dentro del grupo de liberados se encuentra Nicolás Calabrese, activista oriundo de la ciudad de Paraná, quien realizó declaraciones tras ser deportado y reconoció que fue posible gracias a su pasaporte italiano. “Seguimos reclamando por todos los integrantes de la flotilla”, insistió.
Calabrese relató su experiencia a través de un video publicado en redes sociales, donde denunció los abusos sufridos durante la detención. “Recién llegado al aeropuerto de Milán después de tres días incomunicado con mi familia y mis seres queridos, porque fuimos secuestrados en aguas internacionales por el ejército de Israel”, contó el paranaense, quien permaneció en la cárcel de Saharonim, en el desierto del Neguev.
El activista sostuvo que los integrantes de la flotilla fueron “maltratados y apuntados con armas” durante el operativo y subrayó que la misión solo transportaba alimentos y medicamentos para el pueblo palestino. “Nuestra detención es una violación inmensa a los derechos humanos”, denunció.
(Ahora – Folha de S.Paulo)