La Justicia de EE.UU. desliza que Javier y Karina Milei podrían ser los verdaderos beneficiarios de los fondos de la criptomoneda $LIBRA

El caso que vuelve del norte

Una jueza federal de Nueva York, Jennifer Rochon, rechazó el reclamo de cuatro fondos internacionales que pretendían embargar los activos generados por la criptomoneda $LIBRA, vinculándolos al Estado argentino. Pero en su fallo dejó un párrafo que encendió las alarmas: las pruebas, dijo, “podrían sugerir” que los verdaderos beneficiarios no serían la República Argentina, sino Javier Milei, su hermana Karina o el empresario Hayden Davis.

El caso, que parecía técnico y financiero, adquirió de pronto una dimensión política y ética. Porque si la Justicia norteamericana considera plausible que el presidente y su entorno íntimo se hayan beneficiado personalmente de una operación de magnitud millonaria, el discurso del “anticasta” empieza a tambalear.

De la prédica libertaria a la sospecha privada

Durante meses, el presidente argentino exaltó las virtudes del libre mercado y del dinero digital como emblemas de una nueva era sin intermediarios ni Estado. Pero ahora, el mismo proyecto que se mostraba como símbolo de la “revolución liberal” aparece bajo el ojo de una investigación judicial que pone en duda sus verdaderos fines.

La jueza Rochon fue tajante al describir la maniobra de los fondos demandantes como “una excursión de pesca”, pero el tiro por la culata no dejó indemne a Milei: al descartar la titularidad estatal, el fallo abrió un espacio donde asoma el beneficio privado. Si los activos no son del Estado, ¿de quién son?

La línea borrosa entre lo público y lo personal

Desde el oficialismo se apuraron a negar cualquier vínculo institucional, y hasta citaron un dictamen de la Oficina Anticorrupción que sostiene que las acciones de Milei respecto a $LIBRA fueron “personales”. Paradójicamente, ese argumento que busca despegar al Estado termina confirmando la hipótesis más incómoda: que el presidente podría haber actuado como promotor privado de un negocio propio.

La doble moral se hace evidente. Milei fustiga la “casta” y se presenta como un adalid de la transparencia, pero si el dinero de $LIBRA fluye hacia su entorno, estaríamos ante la reedición de una vieja fórmula: el poder político convertido en plataforma de enriquecimiento personal.

La casta 3.0

En tiempos donde el discurso libertario intenta mostrar al Estado como fuente de todos los males, este episodio devuelve la discusión a su núcleo moral: la corrupción no se agota en el gasto público, sino también en el uso privado del poder.

La justicia estadounidense, sin proponérselo, acaba de poner en evidencia que detrás del dogma de la libertad absoluta puede esconderse una red de beneficios tan opaca como la que Milei prometió destruir.

Y si la profecía del “fin de la casta” termina con un presidente beneficiario de sus propias criptomonedas, tal vez lo que estemos viendo no sea una revolución liberal, sino una casta reloaded, digital y especulativa, pero casta al fin.

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