El peronismo entrerriano enfrenta una encrucijada: definir si seguirá siendo un movimiento popular o el refugio de los arrepentidos del mileísmo. Esa parece ser la posición que expresa el exvicegobernador y seis veces intendente Domingo Daniel Rossi.

Un peronismo al borde del espejo

Mientras el gobierno nacional ajusta sin piedad y la sociedad empieza a perder la paciencia, el peronismo entrerriano atraviesa una crisis de identidad. Guillermo Michel, exfuncionario de AFIP y de la Aduana, intenta reposicionarse en la estructura partidaria pese a las denuncias que lo vinculan con la campaña del mismísimo Javier Milei.

Según una nota publicada por Radio La Voz de Paraná, la periodista Marcela Pagano afirmó que “las boletas de Milei las debemos a Michel, fue fundamental para la campaña”, dejando entrever un entramado de financiamiento opaco que, para el Dirigente y miembro de la Mesa del Consejo Provincial del PJ, Domingo Daniel Rossi, debería ser investigado.

La política del disfraz

Lo que alarma no es solo la sospecha de aportes cruzados, sino el silencio interno. Mientras la militancia busca rearmarse en los barrios, algunos dirigentes parecen más preocupados por garantizar su lugar en las listas que por cuidar la coherencia del movimiento. Esto es negocio para el adversario. No hay nada más cómplice con el enemigo político que éste tipo de actitudes. En ese silencio ya hay acuerdo.

Solo se esmeran por instalar la existencia de una polarización, lástima que esa publicitada polarización es entre socios, entre los malos y los peores.

Como señala una publicación de Informedigital, la diputada Carolina Gaillard reclamó explicaciones a Guillermo Michel y al exintendente Adán Bahl por los millonarios gastos de campaña: cartelería, redes sociales, viajes en helicóptero y logística que habrían superado los 30 millones de pesos semanales. A los pocos días, se desató una guerra de fake news

Entre la casta reciclada y la militancia real

El riesgo de abrir las puertas sin control es evidente: volver a tener “libertarios camuflados” que hablan de gestión eficiente mientras vacían el Estado y negocian con el poder económico.

El llamado “Espert encubierto” comoo representa Daniel Rossi, no es una figura retórica: es el reflejo de un oportunismo que atraviesa a la política argentina, y que hoy amenaza con infiltrar al propio peronismo.

La militancia no puede ser utilizada como escenografía. El Congreso del PJ debe convocarse y fijar límites claros: no todo vale en nombre de la unidad.

Un límite ético impostergable

Defender la identidad peronista hoy implica decirle no a los reciclados del poder, esos que ayer acompañaron el proyecto libertario que destruye derechos laborales y achica el Estado.

No se trata de excluir: se trata de preservar la coherencia. Si el peronismo vuelve a abrirle las puertas a quienes trabajaron para Milei, habrá renunciado a su razón de ser.

El pueblo ya pagó demasiado por los experimentos de los oportunistas. Otro “Espert encubierto” no es una amenaza: sería una traición.

El reclamo de Rossi

Que Michel dé una audiencia pública donde explique punto por punto su financiamiento.

Que aquellos que avalan la “transparencia” expliquen cómo permitieron que esto avance.

Que de una vez por todas le digamos a Entre Ríos que no le vamos a ofrecer el mismo paquete trillado de corrupción reciclada.

Que quede claro: no tolero más espejismos. No podemos volver a cargarle al votante otra farsa con cara nueva.

(Con material de Informe Digital)

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