Los militantes Peronistas se encontrarán este viernes 9 en la Escuela Hogar Eva Perón para recordar y homenajear a héroes y mártires de la heróica resistencia. Este viernes 9 de junio. 18:30 hs. Acto de la militancia. Escuela Hogar Eva Perón.
DÍA DE LA RESISTENCIA PERONISTA
Hoy se cumplen 67 años del fusilamiento a militantes, gremialistas y activistas peronistas en José León Suárez. A manos de la dictadura autodenominada «Revolución Libertadora» encabezada por Pedro Eugenio Aramburu, fueron masacrados quienes resistían el exilio de Perón y la proscripción del peronismo.
Una fecha que aún duele en las filas del peronismo por las ausencias de sus compañeros a quienes reconocen como mártires de la causa popular
Invitan en estos tiempos a redoblar la tarea de concientizar a las nuevas generaciones, para que nunca más la violencia, el autoritarismo y la proscripción ocupen el centro de nuestra vida política.
Desde el sector que impulsa la precandidatura de Gustavo Guzmán a la intendencia de Paraná, invitaron al encuentro.
Los hechos históricos
El 9 de junio de 1956, en la represión del levantamiento de los generales Valle y Tanco contra la dictadura de Aramburu, la policía detuvo a un grupo de hombres en una casa de Florida. Horas después, los fusilaron. Murieron 5, mientras otros pudieron escapar. Meses después, a través de un sobreviviente, Walsh reconstruyó la masacre. Ahora, a 67 años de los hechos, se inició un juicio que apunta a calificarlos como crímenes de lesa humanidad.
La noche del sábado 9 de junio de 1956, un grupo de hombres se ha reunido en la casa del fondo de avenida Hipólito Yrigoyen 4519, en Florida, para escuchar por la radio el acontecimiento deportivo del día, la pelea entre el “zurdo” Eduardo Lausse y Humberto Loayza en el Luna Park.
Allí vive, solo, Juan Carlos Torres y es común que algunos de los muchachos de barrio se junten ahí para jugar al truco, tomar alguna cerveza o, como en ese caso, escuchar el relato de una pelea importante y comentar sus alternativas.
De los que están allí, solo algunos saben que, en otro lado, se está cocinando algo y que probablemente la transmisión de la pelea sea interrumpida por un comunicado. Los demás, no.
Lo que se cocina esa noche es algo grande, nada menos que un levantamiento militar para derrocar a la dictadura encabezada por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas y traer de regreso al país al presidente derrocado menos de un año antes, Juan Domingo Perón.
El almirante Isaac Rojas y el general Pedro Eugenio Aramburu
La movida se venía planificando desde hacía meses y, sus líderes, los generales Juan José Valle y Raúl Tanco, sabían que estaba en conocimiento de la dictadura que se llamaba a sí misma “Revolución Libertadora”. El general Juan Carlos Quaranta, jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), seguía paso a paso las jugadas de los conspiradores.
En dos oportunidades, Valle y Tanco tuvieron que postergar la acción ante la evidencia de que Aramburu y Rojas contaban con datos precisos.
Desde su punto de vista, los atropellos de la dictadura cerraban los caminos de la protesta pacífica. La CGT había sido intervenida; los sindicatos, asaltados; cien mil dirigentes obreros, desde simples delegados hasta secretarios generales, habían cesado sus mandatos por decreto. Nunca hubo tantos presos políticos en la Argentina. A principios de 1956, los peronistas encarcelados llegaban a 30.000.
El plan de operaciones
La fecha del levantamiento quedó fijada para el 9 de junio, y esa vez no lo iban a suspender. Esa noche, pese a lo incierto del resultado, decidieron no echarse atrás. Creyeron que era más importante dar un ejemplo de valentía que postergar las acciones por tercera vez.
El foco más fuerte del levantamiento está en La Plata, donde el teniente coronel Jorge Cogorno, el mayor Juan José Pratt y el capitán Jorge Morganti estaban encargados de tomar el Regimiento VII de Infantería y desde ahí seguir las operaciones que contemplaban tomar la central telefónica, la planta de Radio Provincia, el Distrito Militar La Plata, el Segundo Comando de Ejército y el Departamento Central de Policía.
En Campo de Mayo, los rebeldes –liderados por dos coroneles– debían tomar la agrupación de intantería de la Escuela de suboficiales y la primera división blindada.
Juan José Valle
Paralelamente, luego de la emisión de la proclama por radio, habría levantamientos en otras unidades militares y también entrarían en acción militantes peronistas –en su mayoría obreros– en diferentes puntos del conurbano bonaerense, fundamentalmente en Avellaneda y Lanús.
Algunos de los hombres que están reunidos en la casa de Juan Carlos Torres, supuestamente para escuchar la pelea, en realidad están esperando que la radio emita una proclama que será la señal de entrar en acción. En lugar de eso, antes de la medianoche, escucharán un grito fatal.
-¡Policía! – les grita el jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, teniente coronel Desiderio Fernández Suárez.