Nacimos en una época -y en un lugar- donde la popularidad suele pesar más que la virtud, y donde el ruido reemplaza al criterio.

La frase de Bukowski es una radiografía directa de una sociedad que muchas veces recompensa la apariencia, y no el contenido.

Cuando los referentes se eligen por números y no por ideas, la cultura se convierte en espectáculo. Y en ese espectáculo, los idiotas no solo tienen micrófono, también tienen seguidores, influencia y poder. No porque lo merezcan, sino porque eso es lo que el público aprendió a consumir. (De la cuenta de Instagram filopaths – Colombia)

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