Ya desde la previa en plaza San Martín y luego con el cierre en el Monumento, Rosario se convirtió en uno de los epicentros de la protesta en todo el país.

Habían pasado las 16 de este martes cuando la plaza San Martín se volvió un hervidero de gente que se concentró en la Marcha Federal Universitaria siguiendo las consignas que movilizaron a todo el país en defensa de la educación superior pública. “Todos los problemas que tenemos se resuelven con más educación universitaria, con más intervención en ciencia y tecnología, que nuestras instituciones sean las que les permitan a la Argentina desandar las desigualdades estructurales y emprender la senda del desarrollo y la soberanía”, decía el documento conjunto que se leyó en toda Argentina y resumió el espíritu de la concentración. Ya por la tarde-noche, las inmediaciones del Monumento a la Bandera se vieron desbordadas de manifestantes con cánticos que recordaron las luchas durante el menemismo. Un cierre que confirmó a Rosario como uno de los epicentros de la protesta en todo el país.
En efecto, fue a partir de las 15 que la plaza comenzó a tomar color, previo a la marcha hasta el Monumento a la Bandera. Allí empezó a juntarse la gente cómodamente, muchas sentadas en el césped tomando mate, esperando la llegada masiva de manifestantes. Y eso ocurrió una hora después cuando, a las 16, empezaron a sonar los parlantes en el escenario montado sobre la vereda sur de calle Santa Fe, frente a Gobernación.

Allí se empezaron a desplegar los grandes carteles identificatorios de los distintos sindicatos y entidades gremiales que participaron de la movida: Coad, ATE, CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, CGT Regional Rosario, las docentes Amsafé y Sadop. Pero también de otras organizaciones con identificación partidaria, como la Juventud Sindical Peronista, la agrupación Descamisados, la Corriente Clasista y Combativa y algunos partidos políticos de izquierda.
En el lugar se veía la participación de muchos militantes y activistas con pecheras identificatorias, que formaban parte de la organización. En la previa, en la plaza se hablaba sobre todo de lo masiva que estaba siendo la movilización en Buenos Aires, pero también de la situación que atraviesan muchos estudiantes, más que nada los que vienen a Rosario de otras geografías, y tienen que afrontar no solamente los gastos educativos, sino alquileres que se fueron por las nubes y un transporte cuyo costo se vuelve prohibitivo, si es que quieren trasladarse cotidianamente desde sus lugares de origen.
Más allá de las grandes banderas y pancartas, también se pusieron en los árboles pequeños carteles, escritos a mano, pero que resultaban llamativos: “Soy docente, no soy la casta”, decía uno. Y otro pedía “edificio propio ya” para el Jardín 249.
En el medio de la plaza, el monumento central se rodeó de una exposición sobre la sobreexplotación de los recursos naturales en la Argentina, y en los alrededores los vendedores ambulantes hicieron su tarde.
“Cuando en la historia jóvenes lucharon pasaron cosas inimaginables”. Con esta frase impresa en las espaldas de sus remeras rojas, los estudiantes de Franja Morada hacían la previa en Santa Fe y Moreno, su lugar de encuentro para sumarse a la marcha. Y en medio de la plaza, Empleados de Comercio se sumó con banderas argentinas que llevaban impreso el nombre de la organización sindical.
Por fin, a las 16, los amplificadores y parlantes empezaron a sonar. “La universidad es de los trabajadores, y al que no le gusta…”. La voz desde el escenario reprodujo la consigna de la concentración.
En el escenario se montó una pantalla gigante que iba mostrando distintos momentos en que la comunidad universitaria argentina, en todo el país, ha ido expresando sus reclamos y reivindicaciones.

Junto a ella, quienes oficiaron de locutores contaron que al menos 15 colectivos habían partido de Rosario hacia Buenos Aires, con no menos de 900 manifestantes (docentes, no docentes, estudiantes) a la concentración central. A ellos se sumaron ómnibus particulares, combis, gente que fue por su propia cuenta.
Durante el acto, y previo a la radio abierta que se montó hasta que se iniciara la marcha, hubo quejas por la quita del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), el plan “asistencia perfecta” del gobierno provincial, una forma de «imponer un nuevo presentismo, y también a la posibilidad de una reforma previsional “que se va a meter con la Caja de Jubilaciones de la provincia”, tal cual lo interpretan.
La desconcentración de la plaza San Martín derivó en una hilera multitudinaria de manifestantes que coparon el Paseo del Siglo y la peatonal Córdoba para desembocar en las puertas del Concejo Municipal, sobre la esquina de 1º de Mayo y Córdoba. Hasta allí llegaron centros de estudiantes de las distintas facultades de la UNR, organizaciones sociales, la Escuela Provincial de Cine y TV, agrupaciones políticas universitarias, partidos de izquierda y los profesores universitarios nucleados en Coad, entre otras columnas.
El tramo final de la masiva movilización se produjo en medio de la penumbra de la noche con la escasa iluminación que presenta la zona de las estatuas de Lola Mora y de donde se ubica la Llama Votiva, cercada y en plena refacción, pero con obras paralizadas.
Fue una noche de déjà vu de las consignas contra el menemismo que portaban las agrupaciones universitarias en los 90. Canciones parecidas, con algo de la letra modificada. «Traigan al peluca de Milei, para que vea que este pueblo no cambia de idea, pelea por la educación», pudo escucharse reiteradamente, con la clásica «universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode».
Una demostración de la contundencia del reclamo que tuvo en su desenlace un componente casi exclusivamente universitario y estudiantil. (La Capital)