A siete meses del triunfo de la Argentina en el campeonato mundial de fútbol, es totalmente imposible conseguir la camiseta de la Selección con las tres estrellas bordadas sobre el escudo. Vos preguntás en un local de ropa deportiva y te miran como si les pidieras un bidet fucsia. “¡Noooo! Imposible”. 

Por Jairo Straccia

La prenda más buscada de la marca Adidas que se produce en la fábrica RA Trading en Catamarca no está disponible en parte por la falta de insumos importados y en parte por los problemas de productividad que ocasiona la falta de mano de obra. Si con alguna inversión se hubiera podido ampliar la oferta para abastecer el mercado ávido de gloria no ocurrió. 

«El producto con más demanda popular después del dólar no se consiga bien podría ser una síntesis del momento que vive el país»

Como sea, que el producto con más demanda popular después del dólar no se consiga bien podría ser una síntesis del momento que vive el país. Hay una potencialidad de generar ingresos del carajo que choca con los límites de la eterna coyuntura, una especie de loop que sólo de vez en cuando por voluntad y creatividad se quiebra para que las cosas sucedan.

En estas horas, una empresa que está cerrando una inversión de cientos de millones de dólares en el interior del país que podría generar más de 100 puestos de trabajo y decenas de millones de dólares en exportación desde 2025, recibió un pedido muy gráfico de parte de uno de sus proveedores del exterior que será clave en el negocio. Le pidió que le garantice que ya tiene aprobado el 50% de las autorizaciones para importar (SIRAS) para el proyecto. Imaginate los pasillos que se están caminando para, en este contexto, conseguirlo.

Algo de todo este fenómeno es lo que reflejó el informe de esta semana de la Comisión Económica para América Latina, la CEPAL, que contabilizó inversiones extranjeras directas (IED) en el país por más de US$15 mil millones, 123% más que hace un año, y -repito- siendo este quilombo que somos. Son números muy por encima del promedio anual desde 2010 en adelante aunque muy chicos respecto de lo que se mueve en la región. 

La minería metalífera, los proyectos de litio y la producción de petróleo y gas asomaron a la cabeza de lo que tal vez es un anticipo de lo que viene, aún con mil reparos ambientales o con materias pendientes sobre el impacto de esos desarrollos en las comunidades locales.

The Economist publicó el miércoles, además, una nota titulada “Sudamérica será uno de los mayores productores de petróleo de la próxima década”. Nombraba tres países: BrasilGuyana y la Argentina

Es que con todo el riesgo de comernos otra vez el tango del país que podría ser y no es, en el círculo del poder hay una sensación de que la cosa está ahí. Tan cerca de enganchar un ciclo de crecimiento con base exportadora que genere divisas genuinas para dejar atrás la inestabilidad de siempre, pero al mismo tiempo tan lejos de conseguirlo por los desajustes inmediatos y la falta de acuerdo sobre cómo acomodar la macroeconomía y recomponer una moneda a lo largo de los años.

«Tan cerca de enganchar un ciclo de crecimiento con base exportadora para dejar atrás la inestabilidad de siempre, pero al mismo tiempo tan lejos de conseguirlo por los desajustes inmediatos y la falta de acuerdo»

Esta semana coincidieron de hecho pronósticos más optimistas de lo que se esperaba en un encuentro de economistas de ayer, de hoy y de siempre convocados por el Grupo Clarín.

Ricardo Arriazu, de los más consultados por las empresas, expresó que por el clima, que mejorará la cosecha, y por los nuevos ingresos y ahorros que generará la energía y la infraestructura asociada, habrá una lluvia de dólares ya el año que viene, que también tendrá impacto a favor en las cuentas del Estado por mayor actividad.

Algo similar planteó el historiador Pablo Gerchunoff, que marcó que como no tantas veces en el pasado este berenjenal por resolver calza en un momento donde asoma una plataforma productiva de escala mundial. ¿Será?

El término que acompaña estas especulaciones es el de “ventana de oportunidad”. Se usa para decir que “ok, tenemos bocha de gas para venderle al mundo” pero hay que meterle y aprovechar un par de décadas por venir antes de que la matriz energética gire hacia a fuentes renovables. 

Pero también hay otra urgencia que corre la búsqueda del desarrollo sostenido. Hace falta resolver la inestabilidad para enfocarse en la caída de la calidad educativa, que es como sembrar subdesarrollo hacia delante. 

Debería haber sido un drama nacional el resultado de las pruebas Aprender en escuelas secundarias que se difundieron en las últimas horas. Ocho de cada diez chicos terminan la educación media sin los conocimientos satisfactorios en matemáticas. Un país lleno de dólares pero que fabrica pibes que no pueden tener un trabajo calificado tampoco cierra

Matices y culpables

En esa reunión de economistas de Clarín que lleva el título “Democracia y Desarrollo”, hubo consensos llamativos que exponen que la salida no es aplicar un puñado de eslóganes.

Desde Domingo Cavallo, creador de la Convertibilidad, hasta Jorge Remes Lenicov, el hombre que la desarmó, coincidieron en que una devaluación sin plan hoy sólo agravaría los problemas, pero también en que sí o sí hay que pensar en un programa de estabilización para la próxima administración, que habrá de incluir primero un reacomodamiento de precios clave de la economía.

También sorprendió Carlos Melconian, que comanda un equipo técnico en la Fundación Mediterránea, al recordar que en ese ajuste de variables de la economía hay que incluir al salario que “se ha derretido”, dijo. Y dejó su enfoque a su vez Alfonso Prat Gay, el ex ministro de Economía que hoy trabaja con Horacio Rodríguez Larreta, que señaló que en un país donde en muchos casos el trabajador formal es pobre “no hay lugar para más ajuste”.

Larreta estuvo en Río Cuarto con detalles de su programa económico que lo alejan cada vez más de la experiencia de Cambiemos 2015. Explicó que eliminará las retenciones a las economías regionales el 10 de diciembre (que le avisen que la mayor parte ya tienen cero derechos de exportación desde 2021) pero lo importante es que subrayó que para la soja y otros cultivos más importantes hará un cronograma de baja en el tiempo para cuidar “la sostenibilidad fiscal”. Y también remarcó que trabajará para eliminar el cepo a lo largo de un año.

Los matices de los viejos lobos de la economía y las posturas del jefe de Gobierno porteño dejan entonces más aislada la propuesta del “si no es todo, es nada” con la que irrumpió Patricia Bullrich instalando un debate hasta sobre la tolerancia del diferente en Juntos por el Cambio.

Prometer palos no es sinónimo de éxito de una política económica. Los resultados de las primarias del 13 de agosto podrán dirimir en todo caso si es un discurso efectivo para ganar la interna más picante del año, así como también permitirán saber si el fenómeno rompetodo de Javier Milei se sostiene o es un bluff. Pero no dirán nada sobre si algo de lo que promueven funcionaría como estrategia de gobierno para este momento tan delicado.

De todos modos, el tránsito hasta las elecciones estará marcado por la suerte que tenga Sergio Massa, el ministro de Economía y candidato del oficialismo, en un sólo frente: el dólar blue.

Que en los últimos tres días la cotización paralela de las cuevas haya subido 10 pesos por jornada hasta los $522 enciende las luces de alarma. Es cierto que estaba quieto y que en una economía indexada todo precio fijo en un momento se actualiza porque si no en términos reales está bajando. Pero todas esas explicaciones no sirven: una aceleración del dólar en el mes previo a las elecciones sería letal para las aspiraciones del tigrense.

Un indicador massista de esta inquietud: ya empezó  la búsqueda de culpables para los problemas. Ante la falta del acuerdo que siempre “está cerquita” con el Fondo Monetario Internacional para que mande algún alambre para seguir atando la situación, Massa habló de economistas de la oposición que le piden al organismo que sea intransigente con el país. Lo mismo había dicho el director argentino en el organismo Sergio Chodos allá por abril, en momentos de otra corrida. Lo de siempre. Alguien que lo conoce dice: “Sergio esta preparando el terreno para un resultado módico con el FMI”. Es decir, sin dinero extra para enfrentar una corrida.

Igual Massa “va para delante”, como dice Cristina. “Es todo ambición”, lo describe un empresario que lo quiere y lo banca. Su equipo apenas puede seguirle el ritmo de trabajo. Tal vez este sea uno de los mayores desafíos para el workaholic del poder. Poder vender futuro y esperanza cuando lo que tiene para mostrar en el presente es muy flojo.

La inflación apenas “desacelera” pero a niveles altísimos del 6%, que encima parecen nuevos pisos, mientras el propio Indec informa que empeoró la desigualdad en el primer trimestre o, próximamente, dirá que creció la pobreza este mismo año cuando la política económica ha sido 100% su responsabilidad. Si se entera La Cámpora agarrate.

Con todo, la agenda de Massa en campaña aparece siempre saturada. Inaugura lo que haya. Un día, un gasoducto que puede transformar el país. Otro, como ayer, un paso a nivel de un tren en La Matanza. 

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