«El hospital se está destruyendo en serio», dice la titular de la Asociación de Profesionales del Garrahan. El desfinanciamiento, la precarización laboral y la amenaza para la atención de niños y niñas.

Por Barbara Schijman
«El Garrahan está siendo desfinanciado. Nos están llevando a una situación límite. Necesitamos una ley que blinde su presupuesto», señala Norma Lezana, secretaria general de la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) y nutricionistas del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, quien define el contexto como de «emergencia», con salarios que no cubren la línea de pobreza y un éxodo de personal preocupante para la calidad de la atención y la capacidad de respuesta.
En medio de largas jornadas de trabajo, asambleas y noches de velas en defensa del hospital, Lezana, que trabaja en el Garrahan desde el año de su fundación en 1987, apunta: «Sentimos la dureza y el desconocimiento del Gobierno y de las propias autoridades del hospital, que hasta ayer eran pediatras con quienes interactuábamos en la resolución de casos de pacientes y ahora actúan como si no nos conociéramos». Subraya, al mismo tiempo, la necesidad de estar «muy unidos en la respuesta. El hospital se está destruyendo en serio. La pelea es dura, pero hay que darla, porque nos compromete a todos y tiene que ver con el futuro».
En las últimas horas, la Asamblea del Garrahan resolvió marchar al Congreso hoy miércoles 4 junto a jubilados, CONICET, docentes y la Asamblea Ni una Menos; marchar el jueves 5 a Plaza de Mayo y hacer un paro de 24 horas, y de 48 h el 10 y 11 de junio si no hay respuestas de las autoridades.
‒¿Cuál es la situación que atraviesa el Hospital Garrahan?
‒Se ha producido un desfasaje muy grande entre los sueldos y las características de nuestras condiciones de trabajo, que incluyen jornadas extendidas, guardias y una alta dedicación en la atención de enfermedades específicas de alta complejidad. Muchas de estas enfermedades requieren no solo estar en la asistencia directa y diaria a los pacientes, sino también la capacitación continua, que tiene un costo en tiempo y dinero. Está siendo muy difícil nuestra continuidad en el hospital. Las condiciones de trabajo son extenuantes y los salarios muy bajos. Hoy, un médico gana 6.000 pesos por hora; un residente que trabaja 70 horas semanales cobra 700.000 pesos y un enfermero con diez años de antigüedad cobra cerca de 900.000 pesos, por debajo de la línea de la pobreza para una familia tipo.
‒¿De ahí el éxodo de personal que, ante tal nivel de precarización laboral, busca otras alternativas?
‒Estas condiciones de trabajo hacen que los profesionales jóvenes estén viendo otras salidas laborales. Hasta donde llegamos a contar, hubo 50 renuncias este año, pero se suman a más de 80 del año pasado. Todo el tiempo hay renuncias o pedidos de licencia sin goce de sueldo, lo cual anticipa una posible renuncia, porque son profesionales que están viendo la posibilidad de insertarse en otro trabajo. A esta situación se suma el pluriempleo en enfermería, por ejemplo. Hay mucho cansancio y mucho desgaste.
«Está siendo muy difícil nuestra continuidad en el hospital. Las condiciones de trabajo son extenuantes y los salarios muy bajos.»
‒¿Cuál es el riesgo concreto al que se está sometiendo al Garrahan, uno de los centros pediátricos más prestigiosos de América Latina?
‒Dado que la atención se basa en equipos interdisciplinarios, la falta de profesionales clave conduce inevitablemente al cierre de áreas y servicios. Actualmente, como lo expuso la doctora Anabella Boto en la audiencia pública del 30 de mayo en el Congreso, su equipo enfrenta la falta de médicos expertos, un farmacéutico y personal de enfermería especializado en condiciones crónicas complejas. Esta situación provoca que niños que deberían ser atendidos con urgencia enfrenten demoras de uno a varios meses, incluso hasta seis u ocho. Durante ese tiempo, no se puede garantizar que su salud no se deteriore.
«El 40% del cáncer infantil se trata en nuestro hospital y el 80% del cáncer se trata en el sistema público de salud. Está en peligro el derecho a la salud de niños, niñas y adolescentes.»
‒¿El cierre de áreas y servicios, además, debilita el trabajo interdisciplinario que caracteriza al hospital?
‒En ese consultorio se atienden niños que tienen obra social, pero que ni siquiera en el privado encuentran un equipo interdisciplinario, que muchas veces está compuesto por diez profesionales de distintas áreas, de distintas especialidades, que, mediante ateneos y reuniones, definen en conjunto el mejor tratamiento para niños con enfermedades crónicas y complejas. Lo mismo ocurre con el servicio de oncología. El 40% del cáncer infantil se trata en nuestro hospital y el 80% del cáncer se trata en el sistema público de salud. Está en peligro el derecho a la salud de niños, niñas y adolescentes. No hay reemplazo del Hospital Garrahan; a nivel país todos reconocen que cuando un niño tiene una condición grave la opción es el Garrahan, tenga o no obra social. Lo que está haciendo el Gobierno es pegarle un tiro al corazón de la salud pública pediátrica.

‒¿Qué sucede con los insumos?
‒La dirección del hospital informó que hay que gastar un 10% menos de lo que se gastó el año pasado. Lo que advertimos es una ruptura en el proceso que garantiza la disponibilidad de insumos en el momento que se los necesita. Insumos de laboratorio, insumos reactivos, insumos para diagnósticos de biología molecular, diagnósticos muy precisos que permiten definir los tratamientos más adecuados para cada tipo de cáncer o para cada tipo de epilepsia, por ejemplo.
«Desde la Asociación de Profesionales decidimos presentar una denuncia penal contra las autoridades del Hospital por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de pacientes.»
‒La gravedad de la crisis hizo que un grupo de médicos del hospital presentara una denuncia penal. ¿En qué consiste?
‒Días atrás, frente al paro de residentes sin la cobertura de guardias, se produjo una situación muy crítica, porque no había forma de cubrir la atención en las salas de internación. Ante esta situación, las jefaturas intermedias se reunieron y exigieron a la dirección médica que tomara medidas para la contingencia. Para esta situación extrema, que debería haber sido cerrar la guardia o derivar pacientes, no obtuvimos ninguna respuesta. Por eso, desde la Asociación de Profesionales decidimos presentar una denuncia penal contra las autoridades del hospital por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de pacientes.
‒El 30 de mayo, la APyT participó de una audiencia en el Congreso para exigir una ley que garantice el funcionamiento y financiamiento del hospital. ¿En qué consiste el pedido?
‒Necesitamos poner al Garrahan como causa nacional. Es urgente contar con una herramienta legislativa: una ley de emergencia que solucione el problema ahora y una ley de financiamiento del Hospital Garrahan. Buscamos que esta ley garantice el derecho a la salud de las infancias que dependen del Garrahan como único recurso para encontrar un tratamiento a su problema de salud. La ley tendría que garantizar un presupuesto que financie el hospital en base a un proyecto sólido a dos años ‒como ocurría hasta 2017‒, que establezca gastos de funcionamiento, equipamiento y que también contemple un salario digno para sus trabajadores.
«Necesitamos poner al Garrahan como causa nacional. Es urgente contar con una herramienta legislativa: una ley de emergencia que solucione el problema ahora y una ley de financiamiento del Hospital.»
‒¿Cuál es su lectura acerca de la posición del Gobierno?
‒Las declaraciones del presidente Milei en (el canal de streaming) Carajo, del llamado Gordo Dan, son de una brutalidad inconmensurable. Desde la Asociación de Profesionales presentamos una denuncia penal contra Milei por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Hay una denigración de los funcionarios públicos respecto de lo que son sus deberes y de lo que son los derechos de las infancias. Se está poniendo en duda, desde el ministro de Salud, Mario Lugones, si todos tienen derecho a todo; lo que el funcionario quiere decir es que no todos tienen derecho a la salud gratuita y de calidad. Eso es un ataque directo al derecho de los niños que se atienden en el Hospital Garrahan.