Mientras anuncian modernizaciones en la forma de pago de los pasajes, el aumento de las tarifas es imparable y se resiente la calidad de los servicios.

Por Pablo Tassart

En lo que podría intitularse como «libertad para caminar», el Gobierno nacional anunció al mismo tiempo la «liberalización» del sistema de pagos del transporte urbano, pudiéndose utilizar tarjetas y billeteras virtuales además de la tarjeta SUBE; mientras que, por lo bajo, dispuso un aumento de 37,5% del boleto de colectivos en la zona del AMBA. El mismo pasará de 270 a 371 pesos para quienes tengan la SUBE registrada y de 429 a 590 pesos para los demás.
Pero el texto oficial anticipa aún más aumentos en el futuro ya que aclara que esto solo corresponde al ajuste por inflación de enero y febrero, adelantando futuras subas de «un 32,5% correspondiente al periodo comprendido por los meses de marzo, abril, mayo y junio».

Este nuevo incremento, que ya acumula un 600% para el pasaje de colectivos en lo que va del año en la zona metropolitana, se da en el marco de un aumento para el transporte generalizado: por ejemplo, viajar en tren costaba un 54% más en mayo, mientras que el subte pasó de 270 a 650 pesos el mismo mes.

De esta manera, la medida resulta otro golpe al bolsillo de los trabajadores de menores recursos que son quienes más utilizan los transportes públicos.

Miguel Abramzon es delegado docente de la provincia de Buenos Aires y explica que «un trabajador de la educación que va a una escuela a la mañana y otra a la tarde, tiene cuatro viajes por día mínimo, gastando cerca del 30% de su sueldo en viáticos». Y agrega que es peor todavía para los profesores de escuela secundaria que no pudieron concentrar horas. Así aparece el caso de María Estela, quien recorre diferentes distancias según el día de la semana: «Los viernes yo trabajo en tres escuelas. Entonces se me encarece muchísimo porque son tres boletos para ir y otras tres para volver. Hay días que voy de mi casa a Palomar y de ahí a Villa Sarmiento, o sea cuatro colectivos».

Por su lado, Feliciano Amato es analista de capacitación en una consultora de impuestos y legales y viaja desde La Matanza a CABA durante casi dos horas: «Tomo tres medios de transporte, o sea gasto alrededor de 2.000 pesos y como el negativo de la SUBE sigue en 500, todos los días la tengo que cargar sí o sí». Asegura que se podría tomar un colectivo semirápido y el subte, pero no lo hace porque además de ser muy caro, mil pesos el boleto, la frecuencia empeoró con el tiempo. «Entonces me tomo el 242, que antes venía seguido, pero llega explotadísimo y es imposible subir».

Así, las peores condiciones para viajar, pasan a ser otro factor. Por ejemplo, al elevarse el pasaje de subte, en junio se registró una merma del 23% en la cantidad de pasajeros allí, según un informe de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA). Volviéndose habitual ver colas cada vez más largas en las paradas de colectivos de Constitución y Retiro.

Colectivos. En 2024 las tarifas en el área metropolitana se incrementaron un 600%.

Más caro y peor

El testimonio de Marina Abal lo comprueba: acepta tener un trabajo que no le gusta, «me quema la psiquis», solo por saber que tiene asegurado un viaje corto. Y agrega: «Más allá del aumento, el tema es que no se viaja bien. Vienen distanciados los colectivos entonces se llenan y no te abren. Y tenés que llegar al laburo a horario para que no te saquen el presentismo, que ahora con tanto aumento es algo que uno no se puede dar el lujo de perder».

Por otra parte, los próximos meses tambien traerán nuevos aumentos de las tarifas de los peajes en línea con la inflación y lo mismo sucederá una vez más con los combustibles, con un incremento de alrededor del 3% en agosto. Por eso tambien los sectores medios se han visto obligados a volcarse al colectivo y tren para dirigirse a sus trabajos desde provincia, complicando aún más esos servicios. Como prueba de esto, trabajadores de Autopistas del Oeste, aseguraron a Acción que en el último año han visto una disminución de aproximadamente un 50% de circulación de vehículos, con muchos menos atascamientos en las horas pico de la mañana.

A su vez, el secretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, aseguró que se recortarán los subsidios a 31 líneas en la Ciudad de Buenos Aires desde septiembre, provocando ahora también diferencias con sus aliados del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Recortes similares a este, que podría llevar el pasaje de colectivos en el área metropolitana a mil pesos, ya se venían sufriendo en otras provincias en donde el Gobierno nacional eliminó el Fondo Compensador del Interior, que subsidiaba las tarifas de transporte, provocando un aumento de alrededor del 141% a principios de año. Las tarifas del transporte en las provincias es muy superior que en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense, eso es un hecho inocultable, la «solución» libertaria del asunto parece ser la equiparación hacia arriba, sumando a millones de persona a la lista de perjudicadas.

Para la diputada nacional y delegada del Ferrocarril Sarmiento, Mónica Schlotthauer, esta combinación de aumento de tarifas en conjunto con el recorte presupuestario no es casual: «Se está planificando un nuevo negocio para los empresarios. Porque tampoco es casualidad que esto se dé cuando se vuelve a hablar de la reprivatización de los trenes». Esta posibilidad surge a partir de la rápida reglamentación del Título II de La ley Bases, que habilita la privatización de las líneas Sarmiento, San Martin y Belgrano Sur.

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