Antes de subir al avión que lo trae de regreso al país, el titular de Economía anticipó a sus colaboradores que la semana entrante habrá pronunciamientos de dirigentes del peronismo con peso territorial y responsabilidades de Gobierno.
A casi 20 mil kilómetros de la Argentina y con una agenda que no le dio respiro en una semana, Sergio Massa evitó pronunciarse públicamente sobre el método para definir las candidaturas del oficialismo, aunque su postura es invariable: para garantizar el orden económico, la coalición debe organizarse detrás de un único candidato.
Los referentes del peronismo reclamarán esta semana la apertura de una mesa de coordinación de la estrategia electoral.
Para el miércoles 7 de junio, según información que circula en el Frente de Todos, está anunciada una nueva convocatoria en la sede que habitualmente usan los gobernadores del Partido Justicialista cuando llegan a la ciudad de Buenos Aires.
Se trata del Consejo Federal de Inversiones (CFI), en el microcentro porteño.
La expectativa de quienes rodean a Massa es que comience un proceso de ordenamiento político, a partir de una serie de voces que expresen lo que el titular de Economía plantea como su principal argumento a favor de un candidato unificado.
El tigrense advierte sobre el riesgo que supone una PASO con varios postulantes de la coalición, que podría dejar a cada uno de los precandidatos desde el puesto 3 para abajo, con el ultraliberal Javier Milei en primer lugar.
Desde el entorno del Palacio de Hacienda se preguntan qué pasaría al día siguiente de las primarias con las variables de la economía, en particular con la cotización del dólar, si ese fuera el resultado del armado electoral del peronismo.
El escenario seria muy diferente si un único candidato del FdT saliera primero en las PASO con un porcentaje cercano al 30%.
Esos números lo dejarían con muchas chances de estar en el balotaje y de iniciar una nueva etapa de la campaña.
A los tres días de la reunión del CFI, el Frente Renovador realizará su propio congreso partidario.
Será la ocasión en la que Massa vuelva a hacer declaraciones públicas con contenido político y electoral.
Los miembros de la cartera económica que lo acompañaron a Shanghái y Beijing lo escucharon preguntarse, con inquietud, sobre cómo sería -hipotéticamente- la experiencia de administrar el Estado y distribuir el presupuesto entre los distintos ministerios cuando un área del Ejecutivo está a cargo de un funcionario que es precandidato y otra, de un postulante rival.
Massa estuvo cinco días ocupado en una agenda internacional, lejos del escenario de la ‘rosca’ peronista, con reuniones diarias con empresarios y dirigentes del Partido Comunista de China (PCCh) que tenían como principal objetivo fortalecer las reservas.
A la obsesión por renovar el ‘swap’ de monedas, que se concretó, se le sumó la propuesta de Dilma Rousseff para que el Banco de los Brics incorpore a la Argentina como miembro.
El ministro estuvo desde el martes hasta el sábado en dos de las principales centros urbanos de China, y durante ese lapso coincidió en las mismas ciudades y en los mismos hoteles -porque eran, en definitiva, parte de la misma comitiva- con otro dirigente de la coalición, el diputado nacional Máximo Kirchner y titular del PJ bonaerense.
Kirchner, en su primer viaje al exterior desde que es legislador nacional, visitó la Universidad de Fundan y la Academia China de Ciencias Sociales de China; también se reunió con los participantes de la Conferencia Consultiva del Pueblo Chino (CCPPC) y visitó con uno de los órganos más poderosos del gigante asiático, la Asamblea Popular Nacional.
Quienes estuvieron cerca de Massa y Kirchner durante los frenéticos días en China sostienen que hasta el vuelo de regreso, que partió el sábado a las 18 de Beijing (las 7 en Buenos Aires), ambos no habían tenido tiempo de conversar sobre política argentina.
Dicho de modo más crudo, sobre la estrategia para las elecciones.
La última noche en Beijing, el viernes 2, la ocasión pareció propicia cuando Massa improvisó unos lomos a las brasas en la parrilla que tiene la embajada argentina.
Solo quedaban algunos miembros de la delegación oficial, y cuando uno de los presentes comentó que habían pasado cinco días sin hablar «de lo que está pasando allá», Massa replicó que el día tenía 24 horas y que ya habría tiempo en Buenos Aires o en el larguísimo viaje de vuelta.
Otro de los funcionarios que viajó a China, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, estuvo también cerca de la parrilla de la representación diplomática cuando llegó el momento de hacer un balance más relajado.
En la mayor parte de las actividades, Olmos mantuvo en un buscado segundo plano.
De muy buena relación con el presidente Alberto Fernández, es además uno de los apoderados electorales del PJ.
Fuente: (Minuto Uno)