En los rincones del norte político de la provincia, aparece la ciudad de La Paz y su desafío de recuperar la intendencia en la cabecera departamental, para el peronismo, algo que no sucede desde 2015 y que, según supo politicaconvos, está dentro de las principales intenciones priorizadas por el ex presidente del STJ, Emilio Aroldo Castrillón. “Tenemos recambio, es un profesional joven que vive en La Paz y sobre todo, es de cuna peronistas”, subraya en su militancia personal para que su hijo llegue al despacho principal del ejecutivo local.

Parece que la mirada del ahora jubilado Emilio Aroldo, está inamovible en la figura de su hijo, el actual concejal del Frente CREER Entre Ríos, Álvaro Castrillón, en lo que pareciera ser su plataforma política para devolverle a su localidad, una conducción peronista que no se logra desde 2015 cuando la Juventud Radical plantó bandera a través de la figura del dos veces intendente, Bruno Sarubi.

Sarubi es producto emergente de un espacio de militancia juvenil que partió desde el “subsuelo del comité”, en tiempos en que la UCR solo peleaba para lograr, como máxima empresa política, apenas dos bancas en el Concejo Deliberante. Hasta ese calamitoso lugar habían llevado al radicalismo en lo que era, hasta finales de los 80, un bastión conservador ligado fuertemente a las oligarquías del campo y los grandes comerciantes.

La JR cambió la matriz de pensamiento y reivindicando ideas del alfonsinismo, dieron todas las batallas internas que había que dar, para posicionar a uno de los dirigentes más exitosos en la historia de este espacio partidario. Luego, la alianza con el macrismo dentro de Cambiemos y más tarde en JxC, llevaron a este presente en el que se está a punto de culminar su segundo mandato.

Sarubi, que pasó de concejal de la minoría a Intendente; es reflejo de las antípodas que experimenta, en la vereda de enfrente la Juventud Peronista, decadente, sin entusiasmo y des-organizada, o sea, sin conducción y representación orgánica.

Pero ¿por qué partimos de la Juventud Radical para hablar de las intenciones del peronismo para el 2023?

La respuesta es muy fácil. “Es eso lo que hay que hacer y mejorarlo”, diría un militante justicialistas con quien se puede hablar sin sectarismos. Un analista de los pocos y de los serios que caminan por las calles paceñas.

“La renovación peronista (Jose Aimone, Emilio Castrillón, Fernando Báez, María Laura Saad, entre otros), como parte de la JP, tenían claro que había que militar el doble, no dejar de juntarse con todos los sectores, pelear espacios y especialmente, diseñar una propuesta que enamore a la gente. Desde hace mucho, no sucede nada de eso, y solo nos limitamos a los nombres de los jefes políticos. La Juventud dejó de tener espíritu de rebeldía, no hay nada que los entusiasme, se pierde la mística histórica de nuestra fuerza partidaria y es justamente eso lo que debemos recuperar”, me dice con visible emoción y con una retórica cargada de anécdotas de su paso por esa gloriosa juventud, capaz de persuadir a cualquiera.

El nombre

Esas palabras, y enfocado en las intenciones del PJ, son las que me llevan a preguntarme: ¿es un nombre que surge de un antojo personal o es alguien que emerge de una construcción colectiva?

A tener mucho cuidado porque, uno se imagina a la sociedad constituida por el un aval colectivo, social, de voluntades y de actividades que sean capaces de producir coincidencias en los sujetos individuales y diversos de la vida en comunidad. Hay que ser capaz de generar esa identidad colectiva que tan dispersa está si hablamos de las ideas justicialistas, en la ciudad de La Paz. Desde hace un tiempo, el peronismo paceño busca parecerse a sus oponentes, antes que diferenciarse. Algo que también se ve claramente en la estructura provincial, en general.

Esa identidad social se configura en prácticas de la vida cotidiana y no de un capricho o antojo suelto, o alejado de las sanciones que la realidad marca como agenda. No hay manera de concebir un candidato en el living de una casa, sea quien sea y del color político que sea.

Si se tiran nombres por antojos personales al sartén, van a estar fritos mucho tiempo antes. En todo caso, hay que exponer acciones y programas de gobierno que lo instalen. En el mejor de los casos, habrá que demostrar capacidad de dirigente. Nada de eso aparece en la figura de ningún concejal paceño; ni del oficialismo, ni de la oposición. No existe medición que sostenga intención de voto en ese ámbito.

Están tapados/as, vienen siendo hibridos/as, no tienen capacidad de mover el amperímetro de las voluntades sociales y se afirman en un vox populi que difícilmente puedan sacárselos de encima; “solo están para cobrar”. Ni el presidente del HCD que ostenta la vice intendencia, suma puntos en lo que podría ser también un antojadiza candidatura del oficialismo.

¿Cuál podría ser la alternativa que corra el velo y le pueda dar algo de luz al joven Álvaro Castrillón?

Volver al llano, abrazarse a la gente, crear carisma (su padre, genera amor y odio, pero lo tiene), reconstruir (él y no otro) la JP. Reunirse con sectores de la vida social que expresen las mayores necesidades a resolver en el futuro gobierno justicialista. En pocas palabras, hay que laburar!!!

En el contexto de un aprendizaje mimético, Castrillón debería hacer algo de lo que hizo Sarubi cuando era apenas un simple concejal ante el “Goliat del aparato peronista”. Le apuntaba todos los días a la cabeza y las «piedras» que elegía, eran las que el ciudadano común también podría haber elegido; es decir, empatizaba en reclamos y denuncias que llevaron al gobierno de José Nogueira, a una exposición ligada a supuestos de corrupción, de los que no pudo desprenderse por mucho tiempo.

Sarubi llegaba con la Honestidad y trasparencia que aún hoy mantiene como publicidad de gestión.

Debilidad

La mayor debilidad del hijo de Emilio Aroldo Castrillón, es mostrarlo como un referente sin dirigidos, sin capacidad de armado. Existen cientos, tal vez miles de referentes peronistas que sacan número para organizarle reuniones al muchacho, alguno de esos encuentro, aseguran, son convocados por el propio Emilio Aroldo. Eso solo lo debilita más. En una ciudad en que todo se sabe, cuando un grupo de reúne y casi como de casualidad aparece el posible candidato, perdido entre la gente, y en la mesa están los mismos de siempre, el oficialismo festeja entre bambalinas.

El nombre no puede ser nunca una cuestión de caprichos o antojos. Deberá ser, necesariamente, una construcción colectiva planificada, dirigida y ejecutada por esa figura (y su equipo).

Los tiempos apremian, las buenas intenciones están y pareciera que comienza una ebullición interesante en las filas del PJ paceño, a partir de las sacudidas al avispero que, hasta ahora, solo plantea el ex legislador provincial y ex presidente del STJ, Emilio Castrillón. «Es un profesional joven que vive en La Paz y sobre todo, es de cuna peronistas«, fue lo utlimo que compartió referido a su hijo en redes. Eso ya es algo, o mucho, para un peronismo que tiene un camino difícil por delante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *