El día de la tradición se celebra en la Argentina el 10 de noviembre, fecha que fue elegida en conmemoración del nacimiento del poeta argentino José Hernández (1834 – 1886), que escribió El gaucho Martín Fierro, relato en forma de verso de la experiencia de un gaucho argentino, su estilo de vida, sus costumbres, su lengua y códigos de honor.

La palabra Tradición deriva del Latín “tradere” y quiere decir donación o legado.

Es lo que identifica a un pueblo y lo diferencia de los demás, es algo propio y profundo, siendo un conjunto de costumbres que se transmiten de padres a hijos. Cada generación recibe el legado de las que la anteceden y colabora aportando lo suyo para las futuras.

Así es que la tradición de una nación constituye su cultura popular y se forja de las costumbres de cada región.

La idea de propender a la institucionalización de un día que conmemore las tradiciones gauchas, correspondió al poeta Francisco Timpone, que la propuso en la noche del 13 de diciembre de 1937, en una reunión de la Agrupación llamada Bases, institución que homenajeaba a Juan Bautista Alberdi y que tenía su sede en La Plata, provincia de Buenos Aires.

Obras del artista argentino Molina Campo

El 6 de junio de 1938 la agrupación presentó ante el Senado de la Provincia de Buenos Aires una nota pidiendo que se declare el 10 de noviembre como «Día de la Tradición», por el natalicio en dicha fecha de José Hernández. En la nota se propuso la peregrinación cívica al Museo Gaucho Ricardo Güiraldes, de San Antonio de Areco, en homenaje y como consagración efectiva de ese día.

La aprobación ante la Cámara de Senadores y Diputados fue unánime, declarada bajo la ley Nº 4756 / 39, promulgada el 18 de agosto de 1939, y se publicó en el Boletín Oficial (entrando en vigencia), el 9 de septiembre del mismo año. La referida ley se originó en el Senado y fueron sus autores D. Edgardo J. Míguenz y D. Atilio Roncoroni.

Sobre José Hernández

Poeta argentino, autor de Martín Fierro, obra que se considera la cumbre de la literatura gauchesca y un destacado clásico de la literatura argentina.

De pequeño estuvo al cuidado de tíos y abuelos mientras sus padres trabajaban en el campo. Estudió en el Liceo Argentino de San Telmo, pero una enfermedad del pecho le hizo abandonar Buenos Aires y reunirse con su padre en un campo de Camarones; para entonces la madre había muerto. Allí el joven Hernández permaneció unos años, impregnándose del mundo rural.

Regresó a Buenos Aires tras la batalla de Caseros (1852), y se vio involucrado en las luchas políticas que dividieron al país después de la caída de Juan Manuel de Rosas. De convicciones federales, se unió al gobierno de la Confederación, enfrentado con Buenos Aires. Para 1856 algunas fuentes lo sitúan en Paraná; otras atrasan esa residencia hasta 1858, pero lo cierto es que Hernández trabajó en dicha ciudad como empleado de comercio y que participó activamente en la batalla de Cepeda (1859) junto a Justo José de Urquiza.

Después se retiró del ejército, obtuvo el cargo de oficial de contaduría y pasó a desempeñarse como taquígrafo del Senado. Volvió a luchar con las tropas confederadas que sufrieron la derrota de Pavón (1861). Se dedicó entonces al periodismo colaborando en El Argentino, escribió en el Eco de Corrientes y fundó más tarde, en Buenos Aires, El Río de la Plata, diario de vida efímera donde denunciaba la situación de los habitantes de la campaña.

El 8 de junio de 1863 se casó con Carolina del Solar; ese mismo año fue asesinado el caudillo riojano que le inspiró la serie de artículos recopilados con el título de Vida del Chacho. Rasgos biográficos del general Angel Vicente Peñaloza. En ese texto, primer enfrentamiento con Domingo Faustino Sarmiento, muestra su calidad como cronista y su notable capacidad para la polémica.

La suerte de José Hernández siguió los cauces de los avatares políticos. Obligado al exilio, en el sur de Brasil escribió los primeros versos de El gaucho Martín Fierro (1872), que completó y publicó a su regreso a Buenos Aires. Después de un nuevo exilio en Uruguay, retornó definitivamente a Argentina en 1875 y resultó elegido diputado por la capital en 1879, año en que publicó La vuelta de Martín Fierro. En 1882 dio a conocer Instrucción del estanciero. Tratado completo para la plantación y manejo de campo destinado a la cría de hacienda vacuna, lanar y caballar, libro que, pese a lo específico del título, tiene un marcado cariz político. Murió en su quinta del barrio de Belgrano, el 21 de octubre de 1886.

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