Para el cristinismo, la piedra filosofal que todo lo resuelve y lo posibilita se circunscribe a Cristina Fernández de Kirchner. No por novedosa la carencia de ideas, proyectos y hasta de referentes capaces de jugar un juego propio sin esperar la indicación de su Jefa resulta desoladora. Y esta situación que viene de arrastre se profundizó con el autoapartamiento de la ex Presidenta de cualquier candidatura electoral.

El ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires, Andrés el “Cuervo” Larroque, salió una vez más a dar pruebas de obsecuencia al definir a Cristina con la frase: “Ella es el corazón del Frente de Todos.”

Al referirse a la campaña de “clamor popular”, “Luche y vuelve”, el funcionario explicó cuál será la estrategia a seguir: «Nosotros no podemos ser cómplices de la proscripción. Para nada es un estorbo, es el corazón de nuestra fuerza política”.
«La proscripción se rompe generando las condiciones para que Cristina pueda ser candidata”, sentenció.
Es decir, habría que remover la supuesta proscripción que regiría sobre Cristina, para que ella pudiera modificar su decisión sin contradecirse, al cambiar las condiciones.
El problema es que, si este fuera el caso, no habría nada que modificar, ya que una sentencia escasamente fundada a la que le aguarda un largo recorrido judicial no implica forma alguna de proscripción. Y, si considera que sí lo hace, resulta poco probable que antes de la presentación de las candidaturas el Poder Judicial dé marcha atrás y la absuelva.
Y finalmente explicó que “es una cuestión política, como lo fue en la época de (Juan Domingo) Perón, con movilización popular, organización de la militancia y conciencia”.
En la práctica, las palabras de Larroque significan un llamado optimista a la resignación. Ya que las condiciones no variarán, Cristina no podría desdecirse sin dejar en claro que se fue de boca. Claro que sus seguidores construyeron un relato sobre sus argumentos, por lo que se verían en figurillas para justificar el haber venido desplegando una campaña de denuncias y condenas sobre un hecho que sólo existe en la cabeza de su líder.