Tras la suba de casi 10 puntos en agosto, avanzan en un esquema que ponga a la ropa en el mismo nivel que el IPC general, lo que supondría un impacto importante.
En el marco de un aumento de precios del sector muy por encima de la media general, el Gobierno decidió convocar de manera urgente a los empresarios del sector textil para pedirles explicaciones sobre el fenómeno y hacer un abordaje integral del tema. La decisión se tomó horas después de que el INDEC diera a conocer el IPC de agosto, que tuvo un alza de 7 por ciento y en el cual el rubro textil mostró aumentos de casi 10 puntos. Cifra por encima de todos los otros sectores y tres puntos más que consumos sensibles como Alimentos.
La primera idea que salió del encuentro, que en el inicio comandó el propio ministro de Economía, Sergio Massa, es avanzar en un acuerdo de precios, sin congelamiento, pero con una desaceleración muy importante de los precios de la ropa. Si bien lo definirán la próxima semana, fuentes oficiales adelantaron a Página I12 que se busca pasar de los 10 puntos actuales a una suba en línea con el IPC general. Si bien no se conoce la cifra de septiembre, se especula con que será más baja que en agosto, ergo, los valores de los textiles deberían recortar entre 4 y 5 puntos la suba previa.
Según contaron a este diariofuentes muy cercanas al ministro, el más molesto por toda la situación fue el propio Massa, que pidió el encuentro y convocó al secretario de Comercio, Matías Tombolini, al jefe de AFIP, Carlos Castagnetto y el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce. También fueron parte el vicepresidente del BCRA, Sergio Woyecheszen; la subsecretaria de Políticas para el Mercado Interno, Anastasia Daicich; y el subsecretario de Gestión y Política Comercial, Germán Cervantes. Por las cámaras estuvieron presentes el presidente de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), Luis Tendlarz; el presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher; y el presidente de la Fundación ProTejer, Luciano Galfione; entre otros.
Si bien el clima estuvo lejos de la contienda y Massa les aclaró que no busca congelamientos sino acuerdos sustentables y posibles, el inicio fue picante y hubo pases de factura varios. Al Gobierno no solo le molesta la suba de textil en sí, sino cómo esos 10 puntos terminaron aumentando un IPC general de 7 puntos que se pensaba menor, incluso en el ámbito de las consultoras privadas. Cuando además había sido el propio Gobierno, ya en 2019, el más interesado en que la industria textil fuera uno de los puntales del repunte de la actividad y la generación de puestos de trabajo.
El primero que recogió el guante y abrió el juego fue un histórico de los textiles, con una frase con la que despejó algunas consideraciones que se venían del lado oficial. «Lo primero que quiero decir es que este Gobierno nos acompañó desde el día cero, y veníamos de menos 10», arrancó Drescher, que blanqueó la carta guardada que tenían los presentes: recordar que el macrismo había dejado a los textiles casi en una posición de prescindibles, abriéndoles incluso las importaciones. Se charló sobre el modelo y el apoyo que el Gobierno de Alberto Fernández les dio, casi como una prenda de acuerdo político posible para lo que viene, que es ver una baja real en los precios. Es ése el gesto concreto que el oficialismo quiere ver, dado que muchos de los que estaban en la mesa se aferran al «ver para creer», a sabiendas de los antecedentes estadísticos del sector, incluso en la pandemia.
Por esta razón, Tombolini intentó marcar la cancha y dijo que «acordamos volver a encontrarnos la semana que viene para cerrar una negociación que permita desacelerar fuertemente los precios del sector en lo que resta del año”. El secretario de Comercio remarcó que será fundamental “fortalecer los vectores más relevantes de la producción para que de la mano del aumento de la oferta se pueda bajar la presión sobre los precios que hoy tiene el sector”. Este punto es relevante: los empresarios aseguran que la falta de oferta por menos insumos importados impacta en precios y que, además, la volatilidad cambiaria que operó, generó remarcaciones preventivas.
Naturalmente, para reforzar la idea de la incomodidad que le generó al Gobierno un IPC textil tan alto, pusieron sobre las mesa los números del mes. Prendas de vestir y calzado tuvieron una variación mensual de 9,9 por ciento, casi un 3 por ciento por encima del nivel general. Además, la variación interanual de prendas de vestir y calzados alcanzó el 109 por ciento contra el 78,5 por ciento del nivel general para el mismo periodo. En ese contexto, los empresarios se comprometieron a lograr la meta y afirmaron que hay costos externos, como precios internacionales de las materias primas y fletes, que se están estabilizando. «Nos veremos la semana que viene, y queremos ver los resultados», dijo a este diario uin alto funcionario, uno de los que esperan para ver.
Fuente: (Página 12)