Quiénes pueden ser los candidatos del oficialismo y la oposición y qué más se juega, además de la posibilidad de elegir presidente.

Por Pablo Winokur
Mes de enero, sol y playa. La gente está más relajada. Los que pudieron tomarse unos días e irse tienen la cabeza despejada. Para los que se quedaron laburando, también la cosa está más tranquila.
Los políticos aprovechan estos días para hacer campaña y tratar de llegar lo mejor parados a las elecciones de 2023. Así podemos verlos haciendo payasadas, sirviendo panchos, andando en skate, recorriendo barrios olvidados, vendiendo libros y prometiendo lo imposible.
Para la gente falta un montón. Para ellos no falta nada porque en junio cierran las listas y el que ahora no mide bien o no es conocido tiene pocas chances de llegar a octubre. O eso dice la teoría política; en enero de 2019 preguntabas por Alberto Fernández y te decían que era un personaje de “Los bañeros”.
A seis meses del cierre de listas, un pequeño manualcito con 8 claves para entender qué puede pasar en este 2023 electoral: quiénes pueden ser lo candidatos, qué va a pasar con Cristina y Macri, y cuáles pueden ser las variables que pueden inclinar la balanza para un lado o para el otro.
1. Alberto y Cristina
En el entorno de Alberto Fernández dicen que quiere ir por la reelección. Él no dice ni desmiente nada. Las encuestas dicen que es imposible. Es el dirigente con peor imagen del país, por mucho. Pero su mirada puede influir en las candidaturas del Frente de Todos, para bien o para mal. El kirchnerismo -socio mayoritario de ese Frente de Todos- no lo quiere ver ni en figurita.
Del otro lado, Cristina Kirchner. La gran electora de su espacio. La que mejor imagen tiene en el peronismo. La que sería imbatible en cualquier interna, pero con pocas chances de ganar una presidencial. Pero está «autoexcluida» o «proscripta» (según el lado de la grieta en que te plantes). No va a ser candidata. Pero va a pesar en la elección final.
Uno de los líderes de la Cámpora, «Wado» de Pedro, está anotado en la carrera presidencia. Algunos lo quieren poner a Kicillof. Otros empujan para que ella lo nomine a Sergio Massa, que captura mejor los votos de «centro». La decisión va a depender fundamentalmente de lo que pase con la economía.

2. La economía
La cosa es irremontable. La gestión económica del gobierno de Alberto Fernández es mala o muy mala según como se la mire. El balance de los 4 años va a ser trágico.
Pero en economía (y sobre todo en política) no solo vale el resultado, sino también la tendencia. Si estamos mal pero hay “sensación” de que vamos a estar mejor, la cosa se puede dar vuelta.
La pregunta por estas horas es si hay alguna chance de que Sergio Massa frene la inercia inflacionaria, tema que está al tope de todas las preocupaciones argentinas.
“Frenar inercia” no es “terminar con la inflación”. El objetivo de máxima es que si la inflación 2022 fue 94,8%, pueda llevarla al 60% como dice el presupuesto 2023. Parece difícil.
¿Qué dicen desde el oficialismo? Que la inflación llegue en mayo al 3% mensual. El índice de mayo se publica el 14 de junio; el 24 de junio cierran las listas. Y ahí se juega la suerte de Sergio Massa. ¿Puede suceder a Alberto Fernández?
Hoy en el peronismo quieren que el candidato sea Massa. Creen que garantiza un piso de votos para poder ayudar un poco a mantener los distritos que gobiernan. Y quizás hasta ganar. O por lo menos retener la provincia de Buenos Aires.
3. El oficialismo y la Provincia
Para el peronismo se juega todo ahí. Todos saben que está muy difícil ganar la elección nacional. Pero creen que se puede retener la Provincia y la mayor parte de las intendencias del conurbano, para mantenerse como una oposición fuerte si es que finalmente gana Juntos por el Cambio. Y desde ahí proyectarse a 2023.
Necesitan tener un candidato lo más competitivo posible para evitar que el efecto arrastre los destroce.
Recordatorio: ni para gobernador ni para intendente hay balotaje. Se gana por un voto. Si hay una tercera fuerza opositora medianamente potente, el peronismo puede ganar.
Todos los cañones van a estar puestos ahí. Por eso, si no es Cristina, los intendentes quieren a Massa. No les importa que gane o pierda a nivel nacional. La verdadera batalla es otra.
Sumado a eso, el peronismo cree que se puede hacer fuerte en el norte del país donde la mayoría de los gobernadores reelegirían. Y hasta algunos se ilusionan con poner un presidente de esa zona.

4. Los gobernadores peronistas
Algunos dicen que hay que renovar al peronismo. Saben que Cristina está afuera de la carrera (por ahora) y sueñan con ser sus sucesores. Como pasó con Menem o con Néstor Kirchner. No quieren a otro porteño en la Casa Rosada; tampoco a un bonaerense.
- Juan Manzur (Tucumán). Es Jefe de gabinete. Iba a pedir licencia para hacer campaña como candidato a vicegobernador de Tucumán pero al final sigue en su cargo por pedido de Alberto. Empezó a tejer alianzas en el conurbano. Avanza en negociaciones con la CGT. Las elecciones en Tucumán son el 14 de mayo. El 15 arranca su campaña. Mientras, empapeló la ciudad y la Costa con carteles que dicen “Juan XXIII”
- Jorge Capitanich (Chaco). Fue jefe de gabinete de Cristina Kirchner y se hizo famoso por romper diarios. En la política se lo conoce por dos características: que habla mucho y que tiene muchos conocimientos del sector público; en ese orden. Dice que tiene planes de gobierno. Incluso, en su momento dejó trascender un plan para crear una moneda digital que reemplace al peso. Igualmente, ahora está concentrado en su reelección como gobernador. Jugaría si tiene el aval de Cristina.
- Gerardo Zamora (Santiago del Estero). Suele ganar las elecciones en su provincia por 80 puntos. Sus métodos no serían replicables en las provincias grandes. Pero el hombre se entusiasma con que puede ser. Su mujer es la segunda en la sucesión presidencial (es presidenta provisional del Senado). Algunos sectores del peronismo creen que su perfil de exradical puede ayudar a saltear la grieta.
- Ricardo Quintela (La Rioja). “Si Manzur y Capitanich quieren ser, ¿por qué no puedo ser yo?”, dijo hace un tiempo. Fue el vocero del juicio contra la Corte y lanzó una cruzada contra el litio para cautivar a sectores ambientalistas y antiempresa. Se ve en el espejo de Menem.
Ninguno tiene ninguna chance por ahora ni mide más del 2%. Pero era lo que medía Néstor Kirchner en 2003. Y es mucho más de lo que medía Alberto Fernández (“el bañero”) en enero de 2019. También parecía utópico que Macri ganara en 2015.
5. El factor Macri y les candidates de Juntos por el Cambio
Para entender lo que pasa en la oposición hay que entender a Macri. Hoy cualquier encuesta da ganador a Juntos por el Cambio. Lo que no se sabe es quién va a ser el candidato de ese espacio.
Macri, por ahora, no se baja de la pelea presidencial. Ni confirma ni desmiente. En su entorno más cerrado creen que no va a ser. Pero hay mucho dirigente suelto que le insiste. Las ambigüedades de Macri ordenan y desordenan el sistema.
Macri dice en privado que Horacio tiene gestión, pero no coraje; que Patricia tiene el coraje, pero le falta gestión. Macri se autopercibe con ambas cualidades pero no tiene votos.
Según la última encuesta de la universidad de San Andrés está séptimo en imagen entre los dirigentes de su espacio. Demasiado poco para ser candidato. Suficiente para ser el gran elector.

6. Horacio vs. Patricia
Horacio Rodríguez Larreta juega con el caballo del comisario. Gobierna una ciudad importante desde la que puede mostrar gestión (¿y financiar una campaña?). Además, tiene el apoyo de una parte del PRO y de casi todo el radicalismo, y la Coalición Cívica.
Es el dirigente con mejor imagen del país en la mayor parte de las encuestas. Aunque en los últimos meses viene bajando. Su principal competidora viene subiendo y casi que le empata.
Hacia adentro de la oposición lo critican por tibio. Dicen que es demasiado dialoguista para el tiempo que se viene y que no tiene el coraje necesario. Macri piensa lo mismo.
Del otro lado, Patricia Bullrich. Dice y hace cualquier cosa. Redobla la apuesta; como cuando se oponía a las cuarentenas o cuando no condena el atentado a Cristina Kirchner ni el intento de golpe a Lula. Quiere ser la “máxima opositora”. Y crece.
Supuestamente tiene un guiño de Macri, aunque él no se expresó públicamente. Valora su “coraje”; pero le desconfía. No solo le falta experiencia. No es de su riñón, ni de su selecto club de amigos (o empleados).
La fuerza de Patricia está en el antikirchnerismo duro. Y para ser candidato a presidente, primero hay que ganar una PASO. Entre el votante de Juntos por el Cambio, su figura tracciona mucho más fuerte que la de Larreta. El problema es que después hay que ganar la elección con los votos moderados.
Pero más allá de lo que pase luego, hoy Bullrich cumple una función: evitar el éxodo de votantes “duros” hacia Javier Milei…

7. El misterio de Milei
Les roba votos a los dos: a Juntos por el cambio porque encarna el antikirchnerismo; al kirchnerismo porque es antisistema. Pega especialmente en sectores vulnerables. Una derecha popular y diferente a lo que hasta ahora estamos acostumbrados.
Por eso, Macri y Bullrich siguen jugando al fleje, a correr al gobierno por derecha. Necesitan contener a los votantes que podrían irse de JxC y buscar una opción más opositora. La gran pregunta es cuál es el techo de Milei.
Su carisma es evidente. No está claro si puede armar una estructura para ser competitivo en el tiempo que le queda.
Las incógnitas: ¿cuántos votos le roba a Juntos por el Cambio? ¿Podría torcer la balanza? ¿Tiene chances de entrar a un balotaje? ¿Puede presentar una opción competitiva en Provincia que termine beneficiando al oficialismo? ¿Va a ser la única tercera vía?
8. Los otros
En el medio aparecen peronismos varios que buscan un lugar por afuera del Frente de Todos. En las últimas semanas se vieron Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey. Acordaron ir a una PASO entre ellos. También está metida ahí Graciela Camaño, que va a ser candidata a gobernadora.
Más de lejos se lo ve a Eduardo Duhalde, moviendo un poquito. Dice que quiere ser presidente del PJ bonaerense. Igual no está bien de salud como para conducir.
¿Podrían sumarse más? Difícil. Nadie quiere estar en un espacio que difícilmente llegue a los 10 puntos.
En uno u otro escenario, estas terceras vías (Milei incluido) van a terminar siendo claves en otro terreno: el Congreso con el que va a trabajar el próximo Presidente.
9. El Congreso
La elección más importante es la presidencial, obvio. Pero la suerte del próximo Presidente va a estar atada a lo que pase en el Congreso. Con un Parlamento obstruccionista, ni Cristina, ni Macri ni Alberto pudieron terminar de imponer su programa de Gobierno. Eso puede ser bueno o malo, según la mirada que cada uno tenga sobre esas gestiones.
En Juntos por el Cambio se ilusionan con que esta vez van a tener mayoría en las dos cámaras. No sabemos si es tan fácil; el kirchnerismo quiere garantizarse las listas de legisladores para poder conformar una oposición bien compacta, si es que no ganan.
La suerte de los próximos 4 años no se va a jugar solo en el Ejecutivo. El Congreso va a ser más importante que nunca.
Fuente: (A24)