Luego de intentar sin suerte ser el candidato presidencial de Juntos por el Cambio, el exmandatario se acercó tras las PASO a Javier Milei y sacudió la interna de su sector.

Por Alberto López Girondo

Si alguien creía que Mauricio Macri planeaba su pase a retiro cuando a fines de marzo pasado anunció que se bajaba de una eventual candidatura presidencial, las últimas movidas del fundador del Pro le habrán mostrado cuán equivocado estaba. No solo sigue con los botines puestos, sino que además provocó un vendaval dentro de Juntos por el Cambio, donde no dejó callo sin pisar. Desde la candidata Patricia Bullrich, su elegida en la PASO, hasta Elisa Carrió, la articuladora del frente de derecha que lo llevó a la Casa Rosada en 2015, pasando por radicales históricos como Federico Storani. Y todo, como juzgó su exministro de Economía Alfonso Prat Gay, por coquetear con Javier Milei, el aspirante ultraderechista a la primera magistratura que fue el más votado en las primarias.


Ya antes del 13 de agosto, Macri había manifestado su simpatía por el líder de La Libertad Avanza. Algo que no debería llamar la atención: desde que dejó el gobierno, el fundador del PRO profundizó sus relaciones con los sectores más conservadores del mundo, sobre todo en el universo hipanohablante. De allí sus encuentros con el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien dirige la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), y con el ala más derechosa del Partido Popular español, como la diputada Cayetana Álvarez de Toledo y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. De allí, también, su promesa de hace un tiempo, cuando todavía soñaba con volver a la Casa Rosada, de volver a gobernar igual, pero «mucho más rápido».

Si en algo coinciden estos dirigentes –a esta altura, Vargas Llosa también lo es, al menos ideológicamente– es en su desprecio visceral por cualquier forma de populismo progresista y especialmente, en lo local, por el peronismo en su versión kirchnerista. La suma de «libertad» entendida como iniciativa privada sin limitaciones estatales y antikirchnerismo explícito da como resultado un apoyo a las propuestas de su exministra de Seguridad en la interna del frente que integra y si el viento dice que Milei es un factor ineludible en la política nacional, tentar algún tipo de alianza que integre los votos de ambos espacios para vencer al peronismo.


El entusiasmo de Macri, sin embargo, deja malheridos dentro de la alianza que se armó con la UCR y la Coalición Cívica, la agrupación de Carrió. La ferviente exdiputada renunció a su candidatura al Parlasur luego de las PASO alegando problemas –reales– de salud, pero también en rechazo al acercamiento con Milei. Carrió había apoyado a Rodríguez Larreta y había argumentado que el proyecto de Bullrich implicaba un ajuste brutal y represión sangrienta, en una sorprendente coincidencia con voceros del oficialismo. Lo de Milei pinta para peor. Maximiliano Ferraro, el presidente de la CC, pidió ponerse la camiseta de JxC «sin especulaciones o ambivalencias personales», lo que se interpretó como un sablazo al expresidente sin nombrarlo.

Río revuelto

El corrimiento de Macri también afecta a la referente del PRO y supuestamente quien debería recibir su máximo apoyo para la elección de octubre. La cara de sorpresa de la ganadora de la interna en la noche de la primaria fue elocuente cuando en el escenario Macri se presentó exultante por lo que parecía un triunfo personal y dijo que «Argentina entra en un cambio de era». La apuesta por su primo en la Ciudad de Buenos Aires y por Bullrich en lo nacional había sido refrendada en las urnas.


La candidata presidencial de JxC, en cambio, quedó algo descolocada por el resultado de las PASO y más aún por la simpatía de su jefe político con quien es su principal competidor para llegar al balotaje. Para colmo, Milei dijo que en caso de ser presidente le ofrecería a Macri ser su «representante ante el mundo». Si un cargo le puede interesar al exmandatario es cualquiera que lo coloque en un aeropuerto.

Su nominación a la Fundación FIFA ni bien se fue de la Rosada y sus frecuentes participaciones en los mundiales de Bridge son datos relevantes acerca de su afición por los viajes.


«Queremos a todos nuestros dirigentes, incluido a Mauricio, haciendo campaña. Necesitamos a todos. No hay que descartar a nadie», cita Página/12 a Damián Arabia, hombre cercano a Bullrich. «Dijo que iba a ser neutral en la interna y no fue neutral en la interna. Y ahora resulta que no solo no fue neutral en la interna, sino que está siendo neutral en la general, porque hay una especie de coqueteo con Milei que confunde mucho al votante», agregó Prat Gay. Lo de Storani va más al hueso. Los radicales, fundamentales para que Macri fuera ungido presidente en 2015, se sintieron, con razón, ninguneados durante sus cuatro años de gestión.

Rodríguez Larreta hizo una alianza fuerte con el más que centenario partido en busca de los apoyos que necesitaba para derrotar a Bullrich, que a su vez convocó a un radical como compañero de fórmula. El aparato partidario y su titular, Gerardo Morales, estaban junto con el jefe de Gobierno porteño. Pero no le alcanzó.


«Si votara en Capital no votaría por Jorge Macri (porque) está puesto ahí para custodiar negocios», lanzó Storani, todavía dolido por la derrota de Martín Lousteau en el distrito capitalino. Y concluyó: «Es indisimulada la alianza que existe entre Mauricio Macri y Javier Milei, los guiños que se hacen, Macri le daría la gobernabilidad que Milei no tiene, con legisladores, gobernadores, intendentes».

Desde la ciudad marroquí de Marrakech, donde se disputa el Mundial de Bridge, Mauricio Macri articula nuevas movidas en ese aristocrático juego, despreocupado de la situación de un país atosigado por el cepo más dañino, el del FMI, al que convocó en 2018 para que –infructuosamente– lo ayudara a ganar las elecciones de 2019.  Y entre partida y partida no se privó de cuestionar al gobierno por el reciente ingreso al grupo BRICS. En redes sociales difundió un mensaje al respecto: «El Presidente nos compromete en uno de sus momentos de mayor debilidad a ser parte de los Brics, mientras Rusia invade Ucrania; y a ingresar nada menos que con Irán», escribió Macri quien, en 2018 participó de una cumbre del grupo que ahora critica, también en Johanesburgo, donde mantuvo reuniones con Putin y Xi Jimping, a quienes elogió efusivamente.

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