En un peronismo que aun parece estar intentando resolver el problema que tienen a la hora de generar espacios de participación y en medio de un tiempo coyuntural en cual, los y las militantes parecen tener mucho para decir, es Julio Solanas quien, desde la agrupación «La Jauretche» avanza en reuniones que, según pasan las semanas, se vuelven mucho más nutridas al punto de, aseguran, quedarle chica la casona de Alem e Irigoyen. En el último encuentro se proyectaron nuevas mesas de trabajo.

Este viernes alrededor de las 20 horas, comenzaron a llegar referentes de distintos barrios paranaenses, dirigentes partidarios, sociales y sindicales que conforman las filas del Frente de Todos en esta Capital. La cita una vez más, impulsada por el sector que representa el actual Diputado Provincial Julio Solanas, se enfoca en las necesidades de construir mayor margen de dialogo e intercambio de ideas dentro de las filas del PJ.

La noche fue mostrando un espacio físico repleto y tal vez aquí emerge la primera y clara demanda a quienes representan el Frente, escuchar y verse las caras para que ni los titulares rimbombantes de los medios, ni las redes sociales intenten compararse con la fortaleza de una construcción política real, cara a cara, tal como la propia historia del peronismo lo patentiza.

Con las sugerencias de los y las presentes, se fueron completando algunas de las mesas de trabajo que, a modo de ordenar los debates, se fueron creando en estos encuentros.

A momento de circular la palabra que tuvo al propio Julio Solanas como el principal moderador, se expusieron miradas sobre la situación local, provincial y nacional. También se expusieron planificaciones sobre deporte, urbanismo, políticas de género y diversidad, entre otras.

Se reiteró la invitación abierta a quienes deseen sumarse a este tipo de encuentros. SEan parte del Frente de Todos o no.

Las reuniones dejan ver, entre otras cosas, una efectiva adaptación a las condiciones de la vida política territorial en la que ya nada termina por ser completamente centralizado y -a través de la transformación del vínculo militante y de los formatos que asume esa militancia- puede abrazar el espíritu nostálgico de un pasado de identidades políticas arraigadas con características puramente orgánicas, o generar además, lazos amplios, recuperando las interpretaciones de los propios actores de la vida civil, a veces más cerca de un espacio militante partidario y otras no tanto.

El análisis de la charla, la practica de la escucha y del acercamiento, son cualitativamente distintos a la estática y el marketing de la militancia virtual. Solanas es tal vez, uno de los que mejor sabe interpretar esta característica, consiguiendo un feedback permanente con la gente, que convirtió a la vieja casona de Alem e Irigoyen, en una usina de construcción política que se vuelve cada vez más atractiva para propios y extraños.


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