Luego de cosechar una nueva derrota electoral y reafirmar la costumbre de intentar asegurar, al menos algunas bancas en el Concejo Deliberante, el peronismo de La Paz vuelve a desaparecer hasta un mes antes de la próxima elección. Así son, así vienen siendo y así seguirán, sin cambiar nada, sin aprender nada.

Tal vez podríamos estar refiriéndonos a un hecho contrafactual, pero así se desasna un militante histórico del PJ paceño: “cuánto cambiaría todo si se trabaja en serio, con presencia todo el año, cerca de las necesidades de la gente, construyendo todos los días oposición. Pero eligen hacer la plancha y dos semanas antes de la elección, salir a intentar ganar. Desde el 2015 se acostumbraron a eso y no cambian más. No hay nadie que elija otra forma de hacer política. Esto garantiza mil fracasos más

Estas son expresiones que podrían tomarse para un análisis post elección y ser tenidas en cuenta para el desafío de la reconstrucción y la renovación en las filas de un espacio político que se afirma año tras año, como una debilitada fuerza política que incluso, hasta podría llegar a ser desplazada por el hipotético surgimiento de otras agrupaciones, tal vez ligadas al vecinalísmo o a los movimientos sociales que nunca supo interpelar la compañerada. Sin embargo, no existen ni las ganas, ni la capacidad de liderazgo que sea capaz de sacudir el ánimo amodorrado y vacío de contenidos del peronismo, en una ciudad que se ha convertido en parapeto radical.

Hibernación peronista paceña

La hibernación, en ciertas especies del mundo animal, suele ser tan profundo que incluso levantando a una determinada especie que desarrolla esta capacidad, en la palma de la mano y sacudiéndola un poco, no se la consigue despertar. Hay quienes aseguran que, ni la luz solar reflejándose en la cara, o específicamente en los ojos del animal, logra ese cometido. Para alguien que desconoce las características de este estado en el mundo animal, puede llegar a interpretar esa situación como la muerte, es decir, creer que ese ser ya está liquidado. Sin embargo, solo hiberna, está inmerso en un mecanismo de defensa y supervivencia que se torna fundamental.  Entra en un letargo durante una temporada del año en que el sustento alimenticio es limitado o prácticamente inexistente. Lo hace, entonces, para no morir de hambre. Incluso, durante los meses previos a la hibernación, los animales aumentan notablemente sus reservas de grasas y nutrientes, porque las necesitará en lo que dure ese proceso.

Por estas horas, en todo el territorio paceño, no vas a encontrar ni un solo despacho, o teléfono disponible de ningún dirigente o funcionario actual del PJ. No está nadie. Se borró todo el mundo. Mucho menos si se trata de dar algún tipo de ayuda. Lo cual es una locura en términos de la génesis de esa fuerza política y los tiempos de crisis por los que están atravesando miles de vecinos humildes de la Patria. No están ni para poner un oído.

La figura de la hibernación es trasladable a la actualidad del PJ en La Paz, pero a diferencia de la inteligencia que notoriamente aparece plasmada en el mundo animal, en los ámbitos políticos partidarios, la reserva suele ser escaza para tiempos aletargados y el estado somnoliente suele extenderse aún en momentos en los que se necesita estar bien despiertos. El PJ paceño parece estar muerto cuando hiberna y cuando deja de hacerlo también. No tiene capacidad de reacción, y lo que es peor, se acostumbra a esto.

Nada a la vista!!!

En medio de este naufragio, lejos de poder gritar “¡Tierra a la vista!”, como un deseo colectivo de alcanzar un horizonte más alentador, con un buen puerto a donde anclar y que sirva para abastecer a la tropa, cargarla de entusiasmo para volver con mayores fuerzas a otra batalla; no hay nada. Ni recapacitación del rumbo tomado, ni crítica interna seria y responsable, ni trasvasamiento generacional con sentido de pertenencia partidaria e ideológica…insisto, no hay nada a la vista.

El peronismo de La Paz le permitió a su histórico contrincante local, mejorar su performance, sin ánimo de quitar méritos que JxER claramento tiene. El PJ perdió muy mal. No supo ni siquiera sumarle desgaste al que naturalmente tiene una continuidad de gestión de ocho años. No lo supo hacer en momentos en que ocupó todas las bancas de la oposición dentro  del Concejo Deliberante. No se supo diferenciar con proyectos de los que la ciudadanía deseara y pudiera apropiarse. No se diferenció del oficialismo aún en con un gobierno de su misma pertenencia partidaria que proyectaba y concretaba obras estratégicas para la localidad, imaginemos qué podrá hacer ahora, sin el timón provincial y nacional. En definitiva, el PJ no supo hacer lo que sabía hacer antes, eso que ahora hace mucho mejor el radicalismo a lo largo de esta última década: política.

Pretender ganar saliendo a trabajar un mes antes, no da resultado

Aquella fuerza de masas, de discursos que enamoraban, de sensibilidad y acción plasmada en el territorio, de trabajo militante, de acercamiento constante, de brazos abiertos y de fuertes convicciones históricas a partir de las luchas dadas en pos de mejorarle la vida a la gente, ya no está, o por lo menos, no en esas representaciones. Comete el mismo error, una y otra vez. Sale a militar un propyecto de ciudad, un mes antes de cada elección. El peronismo paceño es un desorden de criterios, es una brújula oxidada convertida en cenicero para una sala de no fumadores. Es un norte perdido…y lo peor de todo, lo sabe y no reacciona. Solo hiberna.

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