Antes de realizar el anuncio de la recompra de bonos, Sergio Massa habló con los técnicos que siguen el “caso argentino” en el FMI para adelantarles la medida. Sobre todo para que no se interprete como un desvío del acuerdo en curso. Desde ambos lados coincidieron que la medida aislada no tendrá efectos por sí sola, pero que puede resultar positiva en el marco de un plan más profundo vinculado al futuro de la política cambiaria.

El ministro de Economía lo planteó en un posteo en redes sociales, cuando no había hecho mención alguna en el anuncio grabado. “Tenemos por delante el desafío de trabajar en la disminución de la brecha y el ordenamiento de los tipos de cambio”, aseguró Massa en twitter.

De esta forma, dejó más que claro que detrás del nuevo esquema de recompra de deuda existe en realidad una intención vinculada a la administración del tipo de cambio. En cambio, en su presentación por video había enfatizado solo la necesidad de bajar el riesgo país y procurar que el país recupere acceso al financiamiento en moneda dura en los mercados internacionales.

A través de la recompra de deuda, Sergio Massa consiguió un nuevo instrumento para intervenir en el mercado cambiario con el visto bueno del FMI. Así gana tiempo en estos meses críticos de escasa oferta de divisas, mientras espera que entren los dólares de la próxima cosecha de soja

Queda bastante claro, más allá de lo sucedido en el primer día de puesta en marcha de la medida, que la eventual mejora de los bonos y la reapertura del financiamiento para la Argentina será una tarea bien ardua. Incluso si sale bien es probable que sea el próximo gobierno -y no éste- quien se beneficie de esa eventual reinserción de la Argentina en los mercados internacionales. Para eso el riesgo país debería bajar a unos 800 puntos o menos, lo cual implicaría financiarse a una tasa de aproximadamente 12% anual en dólares.

Un efecto mucho más inmediato se consiguió a la hora de controlar a los distintos dólares financieros. El impacto de volcar paulatinamente USD 1.000 millones para la recompra de bonos implica que habrá una fuente constante de oferta de divisas en el mercado, suficientemente amplia como para mantener a raya al dólar MEP.

De hecho ayer este dólar financiero, que es la forma legal que tienen público y empresas para dolarizarse pero también para vender divisas, se mantuvo muy estable y cerró a $ 340. Esta mayor estabilidad también se vio en el dólar libre, aunque bajó solo un peso desde $ 378 a $ 377.

La brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones alternativas

Con el visto bueno del FMI, el Gobierno finalmente consiguió mayor capacidad de intervención en el mercado secundario. El acuerdo firmado en enero de 2022 impedía explícitamente usar las reservas del Central para intervenir en el mercado cambiario mediante la operación con bonos. Massa ahora se saca ese corset de encima, a través de una maniobra consensuada. Tanto el FMI como la Argentina saben que en realidad sí se utilizarán reservas de libre disponibilidad para manejar el valor del dólar. Pero todo se presenta elegantemente bajo la figura de “recompra de deuda en moneda extranjera”, algo mucho más digerible para los inversores.

No es la primera vez que se acude a este mecanismo. Lo mismo sucedió con las reglas de emisión monetaria. El año pasado se puso un estricto límite a la financiación del Tesoro parte del Banco Central vía adelantos transitorios. Sin embargo, luego el propio Central inyectó pesos por montos millonarios (y todavía los sigue haciendo) pero a través de la recompra de bonos en pesos.

De esta forma, todos los “motores” de emisión están prendidos, pese al supuesto compromiso de evitar el financiamiento monetario del Central al Tesoro. Este freno es imposible de respetar, pero se termina “disfrazando” vía recompra de bonos en pesos, y pago de intereses de las Leliq, pero evitando la suba de los adelantos transitorios.

Fuente: (Infobae)

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