El el Instituto Nacional del Agua advirtió que la perspectiva «no permite esperar un rápido retorno» a la normalidad.

El río Paraná continúa con su descenso en varios puertos de Entre Ríos, donde la bajante histórica que comenzó en marzo del 2021 provocó cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social, y los especialistas estiman que podría continuar hasta la segunda mitad del otoño.

La perspectiva al próximo 30 de abril «no permite esperar un rápido retorno» a la normalidad, advirtió este viernes el Instituto Nacional del Agua (INA).

En Paraná, la capital provincial, el río descendió a -27 centímetros (por debajo del nivel del mar), superando las marcas de 1971 (0,50 metros), de 2020 y 1970 (0 metros). Por eso, hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual, cuando el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).

La bajante afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua. También acrecentó los problemas de incendios en las islas y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.

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