El Indec informó este jueves que una familia de cuatro integrantes necesitó $89.690,37 para superar el umbral de pobreza en marzo de 2022. Eso es 7% más que el mes previo. Se necesitaron $39.862 de ingreso mensual para que un hogar no sea considerado indigente.

Durante marzo de 2022, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) con respecto a febrero de 2022 fue de 6,5%, mientras que la variación de la canasta básica total (CBT) fue de 7,0%.

Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron de 55,2% y 47,3%, respectivamente.

El índice de precios récord de marzo (6,7% según informó el organismo estadístico la semana pasada), tuvo su correlato en dos indicadores decisivos que marcan el ritmo del bienestar social.

La canasta alimentaria, que solo incluye los bienes de primera necesidad, tuvo una suba de 6,5% en el tercer mes del año.

De esa forma, un hogar precisó $39.862 para no ser considerada indigente. Analizado en términos interanuales, la CBT tuvo una suba anual de 47,3%, lo que la ubica por detrás del ritmo general de precios.

En ese sentido el registró más crítico es el de la canasta alimentaria, cuyo valor creció 55,2% a marzo, en línea con el IPC. Los dos indicadores son decisivos para medir el impacto de la crisis económica en los indicadores sociales.

Eso sucede porque la canasta básica –que además de alimentos incluye otros ítems del gasto como indumentaria, salud, transporte o educación– determina la denominada “línea de pobreza”. Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres.

De la misma manera, la canasta alimentaria –que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad– es la que configura la “línea de la indigencia”: aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA son indigentes.

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