El acordeonista Raúl Barboza estuvo este fin de semana en Paraná, en el marco de una presentación que se dio como parte de la agenda cultural municipal “Activá Verano 2022”.

Antes de su presentación en el Anfiteatro “Héctor Santángelo”, realizada el sábado a la noche, dialogó con radio “Costa Paraná”. “Estoy encantado de estar acá. He venido muchas veces a Entre Ríos. En Paraná está nuestro productor, entonces yo vengo y lo saludo. Siempre pasamos unos momentos lindos y de Entre Ríos también es Nardo, el guitarrista, y los otros dos muchachos, el que toca el bajo y el tecladista también son de esta provincia. Así que a Entre Ríos estoy ligado por razones de compañerismo”, afirmó el artista.

“Entre Ríos -amplió- es una provincia que se destaca por tener gente muy amable, muy solidaria, con mucha gentileza para hablar con las personas, y eso no se ve comúnmente en otros lugares, y por eso yo acá me siento con mucha tranquilidad”.

En una charla grabada junto al anfiteatro paranaense y reproducida en el programa “Aire de todos” este lunes, Barboza contó cómo vivió los días de cuarentena por la pandemia, en su residencia estable del barrio latino de París, la capital francesa donde vive junto a su esposa. 

Describió al barrio donde vive como cosmopolita, lleno de juventud, de música, de artistas y de librerías. 

En el diálogo Florencia Gómez y Roberto García, periodistas de la radio municipal de la capital entrerriana, se habló también del documental “La voz del viento”, referido a la vida del artista entrevistado. “Es un documental que está hecho por un joven llamado Daniel Gagliano, a quien yo no conocía. Él -contó el músico- se interesó. Luego me preguntaron si a mí me interesaba hacerlo a lo que respondí que sí, con mucho gusto. Y comenzamos a encontrarnos en Buenos Aires, primero. Después me acompañó en gira por la Argentina, también por la gira en Brasil. Es un documental porque yo no hago de actor ni tengo libreto, sino que simplemente él ha filmado en distintos lugares. Y yo, por ahí tengo un encuentro con un cacique guaraní, Catalino Martínez, que es un compadre porque me preguntó si quería ser padrino de confirmación de dos de sus hijos”. “Fui a ver el filme y vi que había mucha gente que estaba emocionada”, sintetizó.

Por último, el músico respondió a una pregunta destinada a saber qué tan importante es la sutileza del toque de las manos en el acordeón. Así contestó: “Yo empecé a tocar cuando tenía 7 años. Mi papá fue y me compró un acordeón de dos hileras. Y a los 10 años, que yo tocaba bien, grabé con un grupo, un chamamé de mi padre, titulado La Torcaza. Mi papá me decía. ‘Raulito, vos tenés que tocar y que hacerlo siempre bien, que no siempre sean reiterativos los tres pasajes. Cuando pasó el tiempo, empecé a imaginar que el acordeón es mi traductor. Es el que traduce mis sentimientos. Entonces, yo estoy tocando y le estoy contando cosas a la gente a través de la música”.

Fuente: (Radio Costa Paraná)

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