La desaceleración inflacionaria que registra el Indec tiene como principal ancia a los salarios de la población trabajadora. Así lo exponen los diferentes integrantes del Ejecutivo nacional que reclaman, para no acordar paritarias que puedan generar saltos en el poder adquisitivo, instancia que -consideran- haría retornar la tendencia al alza de precios.

Esta miseria planificada también queda reflejada en diferentes estudios que vienen midiendo el deterioro de la calidad de vida de los asalariados. Uno de ellos es el del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda que, en base a los relevamientos realizados oficialmente desde el Indec y otros organismos, determinó que el salario medio está claramente por debajo de la línea de la pobreza.

«Si ponemos números, en el mes de marzo, una familia tipo de cuatro integrantes necesitó $773.385 para no ser pobre. El salario medio de los trabajadores formales no llegaba a $620.000 en el mes de febrero y alcanza los 687.000 pesos suponiendo un incremento de 11% en marzo. En otras palabras, un salario formal medio se encuentra 10% menor a la línea de pobreza de un hogar tipo, cuando este era 20% mayor el año pasado», resaltó el informe de la Undav.

Este análisis también destaca que, al mismo tiempo, para no ser indigente, un hogar de las mismas características necesitó en el tercer mes del año un ingreso total de 358.048 pesos, monto equivalente a 1,77 salarios mínimos.

<Es decir que un hogar tipo necesita percibir casi dos salarios mínimos para no ser indigente», resaltó el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, quien en todo momento expuso que, si bien el escenario previo no era del todo positivo, el poder de compra mostró un abrupto derrumbe. (Conclusión)

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